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Militares asedian a las pandillas en ciudad cercada en El Salvador
"Antes ni Dios nos salvaba con los pandilleros, hoy es distinto", recuerda el pastor evangélico Mauricio González en el barrio La Campanera, un bastión de pandilleros tomado por militares en la ciudad salvadoreña de Soyapango.
Soyapango, El Salvador. "Antes ni Dios nos salvaba con los pandilleros, hoy es distinto", recuerda el pastor evangélico Mauricio González en el barrio La Campanera, un bastión de pandilleros tomado por militares en la ciudad salvadoreña de Soyapango.
Armados con fusiles de asalto, los militares buscaron el domingo casa por casa a miembros de las temidas pandillas en las colonias o barrios de la populosa ciudad, vecina de San Salvador.
González, con una biblia en mano, aseguró que desde hace 10 años nadie de su iglesia "podía poner un pie" en La Campanera.
Rodeada por verdes cerros y otras colonias, La Campanera, donde residen en su mayoría trabajadores de fábricas, es conocida por ser un bastión de Barrio 18, una de las pandillas más violentas que opera en el país.
Desde el sábado, Soyapango fue cercada por 8,500 soldados y 1,500 policías en el marco de la estrategia del gobierno de Nayib Bukele contra las pandillas.
Un grupo de militares está apostado en la entrada de la única calle de acceso a La Campanera, registrando a todo el que entra y sale a pie o en carro; otros patrullan en carros blindados en las afueras de los pasajes, las callejuelas que hay entre las casas de ladrillos de concreto.
Los vecinos caminan tranquilos y compran en pequeños negocios colocados en las aceras.
Cuando los pandilleros controlaban el lugar, cuentan, había menos negocios, pues sus dueños no podían pagarles el cobro de la extorsión.
"La orden es no dejar terroristas en todo Soyapango", dijo un soldado bajo anonimato.
Un último balance sobre el resultado del cerco a Soyapango da cuenta de apenas 12 detenciones.