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Geopolítica

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Obama es “el jefe de deportaciones”

Se había comprometido durante su campaña a presentar una propuesta exhaustiva de reforma migratoria en sus primeros 100 días de gobierno; sin embargo, la puso en segundo término.

La postura del presidente de Estados Unidos, Barack Obama, respecto de la migración será recordada como el cambio de política más importante en este ámbito en por lo menos dos décadas, plantea el director del programa de maestría del Departamento de Ciencia Política y Relaciones Internacionales de la Universidad de San Diego, David A. Shirk.

En un análisis titulado La política exterior de Obama hacia México , publicado en la edición abril/junio de la revista Foreign Affairs del ITAM, señala que con la intención de preparar el camino para una gran oferta de inmigración, el gobierno actual incrementó la deportación de migrantes indocumentados, de 360,000 en el 2008 a 438,000 en el 2013.

Esos esfuerzos hicieron que Obama se ganara el mote de jefe de deportaciones en las comunidades latinas y de derechos de los migrantes en Estados Unidos.

El académico expone que si la condición racial fue el problema de Estados Unidos en el siglo XX, como explicó W.E.B. Du Bois en su obra de 1903, The Souls of Black Folks, la migración y la asimilación en el hemisferio norte de gente procedente del hemisferio sur ha resultado ser el problema del siglo XXI.

Recuerda que, desde la puesta en marcha del tratado de libre comercio, en 1994, México ha generado la principal migración legal a Estados Unidos.

Se calcula que de los 11 o 12 millones de indocumentados que vive en Estados Unidos, alrededor de seis o siete son mexicanos. Ahora, los indocumentados mexicanos suman casi 5% de la población de México y casi 2% de quienes viven en Estados Unidos.

Relata que desde entonces había la esperanza de que en la administración de Obama hubiera reforma migratoria. Contribuyó a esa percepción el hecho de que se trataba del primer hijo de un migrante en ser elegido presidente desde Herbert Hoover. Obama se había comprometido durante su campaña a presentar una propuesta exhaustiva de reforma migratoria en sus primeros 100 días de gobierno.

Sin embargo, al igual que Bush, se distrajo con la grave crisis de la recesión económica del 2008 y puso la reforma migratoria en segundo término.

Además, reforzó la aplicación de las leyes migratorias en un intento por demostrarle a la oposición que su gobierno hacía todo lo posible para controlar la migración indocumentada.

El aumento de las deportaciones, destaca, fue resultado, en parte, de una mejor aplicación de las leyes en la frontera, pero también de redadas en centros de trabajo dirigidas a trabajadores establecidos en estados Unidos, lo que produjo la separación de familias.

Menciona que, hacia el final de su primer periodo de gobierno, sin ninguna posibilidad de que los republicanos cooperaran con un paquete de reformas migratorias, en agosto del 2012 Obama tomó la decisión inesperada y sin precedentes de conceder un diferimiento de acción en beneficio de los migrantes indocumentados que llegaron de niños a Estados Unidos. El Amparo Temporal de la Deportación buscaba proteger a los llamados dreamers con un aplazamiento temporal de la deportación, con la condición de que hubieran entrado a Estados Unidos antes de los 16 años de edad y cumplieran con otros criterios.

Se recibieron más de 650,000 solicitudes, entre ellas las de casi medio millón de indocumentados mexicanos que llegaron al país siendo niños.

A finales del 2014, Obama trató de ampliar la elegibilidad y los beneficios de ese programa, pero en febrero del 2015, una Corte Federal de Distrito de Texas suspendió la propuesta de modo que las condiciones originales del programa continúan vigentes. La medida unilateral del presidente en este asunto pretendía ser una solución temporal a un problema añejo y que parecía intratable por la profunda división entre los partidos Demócrata y Republicano en la materia. Esta división se redujo con la reelección de Obama, cuando recibió el apoyo de la impresionante mayoría de los votantes latinos.

Después del 2012, muchos líderes republicanos se convencieron de que la creciente población latina es un elemento importante del nuevo rostro demográfico de Estados Unidos.

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