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Ocho migrantes inician proceso de asilo en EU
A regañadientes, el gobierno de Trump acepta a un pequeño grupo que huye de las pandillas callejeras de El Salvador, principalmente.
Inspectores del servicio de aduanas y fronteras de Estados Unidos permitieron la entrada al país de varios solicitantes de asilo centroamericanos para su procesamiento, poniendo fin a un breve impasse por falta de espacio. Ahora, los migrantes que cruzaron México en una caravana podrían enfrentar un largo proceso legal.
La Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza de Estados Unidos (CBP, por su sigla en inglés) no dijo cuántos miembros de la caravana pudieron cruzar la frontera el lunes, pero los organizadores dijeron que se dio permiso a ocho.
Unos 140 más siguen esperando en México para entregarse en el paso fronterizo de San Ysidro, en San Diego, el más transitado del país, dijo Alex Mensing, organizador de proyecto de Pueblo Sin Fronteras, el grupo que organizó la caravana.
“Los ánimos están altos, hubo buenas noticias para todos”, dijo Mensing desde el lado mexicano de la frontera tras saber que algunos de los migrantes pudieron cruzar.
Abogados estadounidenses de inmigración, que ofrecieron asesoramiento legal gratuito en Tijuana la semana pasada, advirtieron a los migrantes que podrían ser separados de sus hijos o que podrían estar detenidos durante meses.
Los solicitantes de asilo generalmente son detenidos durante tres días en la frontera y luego son entregados al Servicio de Control de Inmigración y Aduanas. Si pasan una evaluación inicial con un funcionario de inmigración, los solicitantes pueden quedar detenidos o salir en libertad en Estados Unidos, pero con un monitor de ubicación en el tobillo, hasta que sus casos se resuelvan, algo que podría demorarse varios años.
Las manos del gobierno de Donald Trump están atadas respecto a los solicitantes de asilo por las normas internacionales que obligan a Estados Unidos a aceptar algunas peticiones. La mayoría de los integrantes de la caravana dijo estar huyendo de las amenazas de muerte, la extorsión y la violencia de las poderosas pandillas callejeras.
La caravana aumentó a 1,500 personas en un momento, pero desde entonces ha disminuido hasta cerca de unos cientos.