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Geopolítica

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Un acuerdo que ha quedado atrapado en un laberinto

Se han concatenado tres anclas que han entorpecido el desarrollo natural en la aprobación del motor comercial entre la UE y México.

FILE PHOTO: A symphony of light consisting of bars, lines and circles in blue and yellow, the colours of the European Union, illuminates the south facade of the European Central Bank (ECB) headquarters in Frankfurt, Germany, December 30, 2021. REUTERS/Wolfgang Rattay/File Photo-NARCH/NARCH30REUTERS, X00227

La burocracia es el impuesto del tiempo perdido. Han pasado prácticamente dos años de que la Comisión Europea y el Gobierno del presidente López Obrador concluyeran la negociación de la renovación del Acuerdo Global, pero las firmas no han sido estampadas en el documento final.

La modernización del Acuerdo Global es necesaria para tener una mejor adaptación a la globalización, ampliar aspectos del comercio y la inversión, y poner en práctica las ambiciones conjuntas.

Entre los aspectos innovadores del acuerdo destacan: la eliminación de obstáculos al comercio en línea; luz verde para que empresas puedan licitar contratos de asociación público-privada a nivel sub-federal en México y sub-europeo en la Unión Europea; y el establecimiento de normas de protección de los inversionistas contra un trato injusto por parte de las administraciones.

El reloj se agota. Al Acuerdo Global el tiempo le puede jugar una mala broma. De no firmarse en el segundo semestre de este año, en 2024 será prácticamente imposible que ocurra por dos elecciones: las europarlamentarias y las presidenciales en México.

¿Qué ocurrió durante los dos últimos años por lo que el Acuerdo Global no ha sido aprobado por la Unión Europea y México?

Han existido tres anclas que le quitaron velocidad a la aprobación del Acuerdo Global: el Tribunal de Justicia de la Unión Europea, la Secretaría de Relaciones Exteriores de Marcelo Ebrard y la de Economía de Raquel Buenrostro.

En el primer caso, la Comisión Europea recibió el mandato del Tribunal de aprobar dos de los tres pilares del Acuerdo Global a través de los 27 Parlamentos: Inversiones y Política. El otro pilar, Comercio, no es necesario, basta con la aprobación del Parlamento Europeo y del Consejo de Europa.

Imaginemos el viacrucis de un recorrido por 27 Parlamentos. Incluso más, si tomamos en cuenta a Bélgica que tiene más de uno debido a las divisiones regionales. Si el recorrido se traduce en tiempo, pasarían meses o años, varios años, para que el Acuerdo Global pudiera ser aprobado por todos los miembros de la Unión Europea.

La Comisión Europea le propuso al entonces secretario de Relaciones Exteriores, Marcelo Ebrard, la aprobación inmediata del pilar de Comercio del Acuerdo Global. De esta manera, el contenido sobre el intercambio de bienes y servicios entraría en vigor de manera inmediata.

Todo o nada

La respuesta de Marcelo Ebrard fue negativa. O se aprueba todo el Acuerdo Global o no se aprueba nada.

Los europeos se llevaron las manos a la cabeza. Pensaron y volvieron a pensar mientras los meses pasaban. Le propusieron a Ebrard un acuerdo comercial espejo. El Acuerdo Global esperaría la aprobación de los 27 Parlamentos, pero un acuerdo comercial sustituiría al vigente. Ebrard sí quiso, pero tenía que pasarlo a la Secretaría de Economía.

Es octubre de 2022. Raquel Buenrostro releva a Tatiana Clouthier en la secretaría de Economía.

Bajo la premisa infalible de que “todos los que llegamos somos más inteligentes que los que se van”, la actual secretaria de Economía ha retenido al acuerdo.

El tiempo apremia.

fausto.pretelin@eleconomista.mx

Fue profesor investigador en el departamento de Estudios Internacionales del ITAM, publicó el libro Referéndum Twitter y fue editor y colaborador en diversos periódicos como 24 Horas, El Universal, Milenio. Ha publicado en revistas como Foreign Affairs, Le Monde Diplomatique, Life&Style, Chilango y Revuelta. Actualmente es editor y columnista en El Economista.

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