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Argentina: de buitres y águilas

Los fondos buitre existen y litigan contra Argentina porque Argentina les ofrece condiciones para hacer esas espectaculares ganancias

En noviembre de 2012, cuando el fondo de inversión (llamado buitre en lenguaje popular) Elliot Management logró embargar la Fragata Libertad, buque escuela de la Armada argentina y cargada de un valor importante simbólico, en un puerto de Ghana se generó una agria disputa entre la presidenta Cristina Fernández de Kirchner y los fondos y ahorristas que no aceptaron la quita del 65% de la deuda que se cerró en 2005 y 2010 para acabar con el default, decretado, entre aplausos, por el Congreso argentino. En ese canje de deuda con enorme quita entraron el 92% de los prestamistas. El 8.0% restante, entre los que se encuentran algunos de los llamados fondos buitres , porque compran deuda a bajo precio para hacer ganancias excepcionales si logran cobrar todo, siguió litigando por todo el mundo para cobrar el 100% de la deuda.

Finalmente la Fragata Libertad fue liberada pero el fondo liderado por Paul Singer siguió litigando y ahora obtuvo un triunfo judicial a nivel de la Corte Suprema de los Estados Unidos que le ordena a Argentina cumplir el fallo de primera instancia del juez Thomas Griesa de pagar a los bonistas que no entraron en el acuerdo el 100% de la deuda. Paul Singer reclama 1,600 millones de dólares pero hay otros acreedores por 14,000 millones de dólares. En la situación financiera que está Argentina es imposible pagar y si no se llega a un acuerdo con ese 8.0% se corre riesgo de entrar nuevamente en default.

No tengo ninguna simpatía por los fondos buitres que hacen ganancias exorbitantes con pura especulación financiera y legal. Pero tampoco tengo simpatía por un gobierno que sistemáticamente cae en defaults y, por si fuera poco, los festeja como si hubiera obtenido el Mundial de Fútbol.

Los fondos buitre existen y litigan contra Argentina porque Argentina les ofrece condiciones para hacer esas espectaculares ganancias. Preguntémonos: ¿por qué no hay litigios entre fondos buitre y países como Uruguay, Chile, Brasil, Colombia? ¿Acaso porque les tienen simpatía y a la Argentina no? De ninguna manera. La única razón es que estos países han cumplido sus compromisos financieros y no hay oportunidad de hacer pingues ganancias. Incluso países como Uruguay, en los difíciles años de principios de este siglo, hicieron lo indecible para pagar su deuda que cotizaba por debajo de su valor nominal y la renegoció sin quita alguna.

En el fondo, lo que miran los buitres y también los tribunales internacionales, es la voluntad de pago. Y Argentina no ha dado muestras de voluntad de pago. Desde el festejo del default hasta la cantidad de veces que Cristina Fernández de Kirchner dijo que no pagaría ni un céntimo a quienes no entraron en el canje de la deuda. El juez Griesa se hartó del desprecio argentino a sus indicaciones de negociar de buena fe y por ello dictó sentencia de pago completo. Incluso ahora podría volver a abrir negociación si ve voluntad de negociar de buena fe.

Algunos se preocupan por los efectos de la decisión de la Corte Suprema de Estados Unidos sobre eventuales futuros defaults de naciones. No parece que los tenga. Ecuador, que entró en default en 2008, esta semana logró colocar bonos en mercados internacionales. Es más bien la actitud lo que cuenta.

Pero más allá la postura de buitres como Paul Singer, lo que más me preocupa es algo que señalé en 2012: el desperdicio del enorme potencial argentino, natural y humano, para situarse en la élite de los países desarrollados. Ya estuvo en el Top Ten a principios del siglo XX pero luego, sacudida por políticas populistas, por una alarmante fragilidad institucional, por el desmantelamiento de las instituciones democráticas y por convertir el no cumplimiento de las leyes, tratados y normas en una especie de deporte nacional, fue decayendo sin pausa. Aún con la democracia recuperada, ha mostrado mucho desdén por respetar el estado de derecho y la separación de poderes.

Un país llamado a volar tan alto como las águilas o como el cóndor andino, se enzarza en peleas callejeras con buitres. Que tristeza para quienes queremos a Argentina y queremos que desarrolle todo su potencial y sea realmente un motor de América Latina. Pero a nadie puede reprochar Argentina, sino a si misma. Y en sí misma puede y debe encontrar su redención.

*Artículo escrito por Ricardo Peirano

Contenido de la Red Iberoamericana de Prensa Económica

fondos@eleconomista.com.mx

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