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¿Por qué las bolsas caen si las tasas suben?

Históricamente la suya ha sido una relación inversa. Comprenderlo es más importante en escenarios como el actual, con la Fed cerca de subir el precio al dinero en marzo y otros bancos centrales con posturas similares.

La relación entre las tasas de interés y los precios de las acciones se ha considerado históricamente de carácter inverso. Esto quiere decir que cuando las tasas suben, los precios en el mercado accionario bajan y viceversa.  

De acuerdo con la información más reciente emitida por la Reserva Federal (Fed) de Estados Unidos, es muy probable que el precio del dinero, hoy ubicado cerca de cero, suba en marzo y lo haga varias veces este 2022.

Desde diciembre y sobre todo en enero, las bolsas de valores empezaron a caer, con sectores como el de la tecnología, el más beneficiado por el contexto pandémico, a la cabeza en unas muy fuertes tomas de utilidades.

Eso es porque la inflación provocada por la recuperación económica tras la crisis del coronavirus y un empleo más sólido han llevado a los principales bancos centrales a endurecer sus posturas para la política monetaria.

La pregunta que muchos tienen es la siguiente: ¿Por qué un entorno de tasas altas impacta en el desempeño de las acciones? Se trata de una interrogante que tiene al menos tres respuestas, y todas ellas son válidas.

La inflación y la inversión

Para entender por qué afectan las tasas de interés a las bolsas primero es necesario comprender la relación que tienen la inflación y la inversión, e incluso más, saber la relación que tienen la inflación con el dinero.

El motivo principal para invertir el dinero en busca de rendimientos es que si sólo guardamos en una cuenta lo que tenemos perderá su valor debido a la inflación. Eso significa que tu dinero vale más hoy que mañana.

Con esto en cuenta, los inversionistas deciden en qué activos colocan su dinero. El objetivo de entrada es vencer a la inflación, pero también obtener más con el riesgo más bajo que les sea posible. Ese es el juego.

Tres motivos

El primer factor está relacionado con la adecuada gestión del riesgo. Las acciones, que son consideradas activos de riesgo, prometen un atractivo rendimiento que la deuda no. Cuando las tasas suben, esto cambia.

Al responder a la inflación con aumentos de tasas, los bancos centrales dan mayor atractivo a sus papeles (de renta fija y menor riesgo), que entregarán sin importar contextos, rendimientos según la tasa referencia.

Coincide con esta idea el inversionista más exitoso y famoso de Estados Unidos, quien es conocido como el oráculo de Omaha, Warren Buffet, según explica en el libro Buffetología, la profesora Mary Buffett.

El segundo factor se relaciona con la valuación. Si bien los precios se mueven por oferta y demanda en el mercado accionario, los inversionistas tratan de encontrar el valor real (no la capitalización) de las emisoras.

Las compañías necesitarán financiamiento para mantener la constancia en sus crecimientos, pero con tasas más elevadas esto se vuelve aún más caro. Por ese motivo las valuaciones son menos optimistas.

Con el factor anterior ya en juego, se debe tener en cuenta que la inflación añade presión para mantener el crecimiento, pues a sus ganancias hay que descontarles tasas de inflación más altas. Es el tercer factor.

Las tasas más elevadas pueden ocasionar que la inversión disminuya porque el financiamiento es más caro. Un factor extra es el temor a que esto termine con la fase de crecimiento del ciclo económico.

“Cuando el PIB aumenta y la economía crece, las perspectivas comerciales a corto plazo tienden a mejorar. Esto motiva a las acciones y al mercado en general a subir”, explica Monex en su blog informativo.

jose.rivera@eleconomista.mx

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Analista de mercados

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