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Retos de las empresas mexicanas de alimentos y bebidas

La población en México y América latina, que sumó en el 2007 un total de 572 millones de habitantes, creció a una tasa anual compuesta de 1%, lo que implica al inicio del 2014 una población superior a los 600 millones de habitantes.

La población en México y América latina, que sumó en el 2007 un total de 572 millones de habitantes, creció a una tasa anual compuesta de 1%, lo que implica al inicio del 2014 una población superior a los 600 millones de habitantes. Detrás de africa, es la segunda región del mundo con mayor crecimiento poblacional, y de acuerdo con la Organización de las Naciones Unidas (ONU), con un pronóstico de crecimiento de 10% hacia el año 2020 muy superior respecto de otras regiones como Norteamérica, con un pronóstico de 2%, o Europa, con una tasa negativa.

Este bono demográfico, así como la creciente urbanización y una base de consumidores más demandante, combinado con el cambio climático y el encarecimiento/escasez de recursos naturales, han cambiado la dinámica de la industria de alimentos y bebidas.

En principio, más consumidores implican mayores oportunidades y dinero, pero también, una competencia intensificada en la forma de marcas privadas, por lo que las empresas de alimentos y bebidas enfrentan cambios en su modelo de negocio, que implica entender al consumidor, principalmente en los sectores socioeconómicos bajos , una relación más directa con los consumidores, y la colaboración con los canales de distribución y retail.

Cinco empresas mexicanas tienen liderazgo en la región, con un valor de capitalización superior a los US65 billones y con inversiones y operaciones en Centro y Sudamérica: Las embotelladoras Coca-Cola FEMSA (KOF) y Arca Continental (AC*), primer y tercer embotelladores de Coca-Cola en el Mundo, Grupo Lala (LALAB), que es actualmente la empresa líder en la industria láctea en la región y que puede seguir expandiéndose por la vía de nuevas adquisiciones, las panificadoras BIMBO y GRUMA, en la producción de productos de trigo y maíz, aunque GRUMA sólo opera en Centroamérica, derivado de la desinversión de sus operaciones en Venezuela.

Si bien el incremento poblacional y la afluencia de habitantes urbanos ofrecen mayores oportunidades cada día para el sector, también han presionado el precio de los insumos de la agricultura, así como energía, agua y tierra. Un ejemplo es la cantidad de agua requerida para producir una unidad de producto: de acuerdo con el capítulo del agua de la ONU, se requieren 1,300 litros para producir 1 kilogramo de maíz, 40 litros de agua para producir una rebanada de pan y 1,000 litros de agua para producir un litro de leche.

Las empresas del sector enfrentan el riesgo constante del alza en los commodities y se buscan mejoras en precio, en los mercados internacionales. Por ejemplo, para LALA, para la que la leche es el principal insumo y que representa más de 65% de su costo de ventas, la empresa combina con leche en polvo comprada internacionalmente. Sin embargo, también enfrenta presiones en el precio de los granos que alimentan al ganado vacuno.

El caso de las embotelladoras KOF y AC*, así como de GRUMA, han sido beneficiadas por el incremento en los inventarios del maíz, que han llevado a la baja los precios del commodity de US600 por bushel a US450, esto implica una mejora para la embotelladoras (fructosa de maíz) y GRUMA (harina de maíz), incrementando sus márgenes brutos a lo largo del año pasado y de este 2014.

Por otro lado, para mantener el ritmo de crecimiento en los volúmenes, continuamente están ejecutando estrategias de mercado que impliquen mayor contacto con los consumidores finales y estrategias de comunicación para contrarrestar las campañas existentes de gobiernos y organizaciones locales respecto de los efectos nocivos de los productos de alto contenido calórico, que representan un porcentaje importante de su línea de productos.

Una amenaza latente es la imposición de impuestos específicos que afectaron al sector desde el segundo semestre del 2013. Sin embargo, las perspectivas a futuro son positivas para las empresas de consumo mexicanas.

Alberto Carrillo es analista Senior de Signum Research.

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