Buscar
Mercados

Lectura 3:00 min

Simplemente no hay claridad

La semana pasada, los mercados estuvieron muy atentos, una vez más, a los mensajes emitidos tanto por la Reserva Federal de Estados Unidos como por el Banco de Japón, en donde la expectativa era que la Fed efectivamente no subiera todavía su tasa de referencia, pero sí diera luz sobre la posibilidad de un incremento antes de que terminara este año, mientras que el Banco de Japón anunciara un agresivo programa de inyección de recursos que le permitiera mantener el paso para reactivar su alicaída economía. Simplemente no sucedió nada

Y es que la Fed en su comunicado de política monetaria dejó en claro que siguen viendo señales de recuperación económica, particularmente en el mercado laboral, tras los buenos datos de empleo que se emitieran para junio y algunos otros para vivienda que, sin mucha claridad, dejaron abierta la posibilidad para que efectivamente se pudiera dar un incremento de la tasa antes de que terminara este año.

De hecho, algunos analistas incluso apostaron por un alza en la reunión del mes de septiembre, mientras que la mayoría indicó que más bien podría suceder en diciembre.

De pronto, al día siguiente un golpe de realidad hizo que las apuestas anteriores se desvanecieran.

El dato del PIB al segundo trimestre publicado por el Buró de Análisis Económico salió muy por debajo de lo que se esperaba, al ubicarse en 1.2 contra 2.6% estimado, mientras que al mismo tiempo se revisaba a la baja el dato del primer trimestre, de 1.1 a 0.8 por ciento.

Como aderezo, la confianza del consumidor se ubicó en 90 puntos contra 90.5 esperados, mientras que las expectativas del consumidor se ubicaron en 77.8 contra el 79.5 pronosticado. Sin duda, la confirmación que estaba esperando el mercado para el alza de tasas se esfumó.

Por su parte, el Banco de Japón había creado grandes expectativas sobre una estrategia agresiva de inyección de recursos.

De hecho, el primer ministro de Japón, Shinzo Abe, sorprendió a los mercados el martes, al anunciar un paquete de estímulo fiscal superior a 28 trillones de yenes o 265 billones de dólares, donde la mayoría pensó que dicho programa sería canalizado a través de su banco central y el viernes se conocerían los detalles; sin embargo, al final del día sólo se dijo que el Banco de Japón participaría en la compra de fondos operados en Bolsa, decepcionando a los mercados.

Simplemente, no hay claridad sobre lo que sucederá en los mercados. Éstos seguirán reaccionando a cada dato económico que se vaya emitiendo en el día a día y seguirán haciendo sus apuestas sobre la forma en que los bancos centrales actuarán en consecuencia, lo que se traduce en volatilidad.

Por lo pronto, lo que sí está claro es que toda esta incertidumbre ha generado que los precios del oro o índice del miedo, como yo le llamo se hayan incrementado en el mercado de futuros a plazo de agosto un impresionante 28.54%, equivalente a 300.30 dólares por onza del 17 de diciembre pasado al cierre de este viernes, quedando en 1,339 dólares.

En el caso del petróleo, existe la percepción de que ya tocó los niveles máximos del año y de que la sobreoferta existente en el mercado, aunada a una desaceleración de la economía global, generará mayores presiones bajistas en la segunda mitad del año. Por lo pronto, el oro negro ha perdido 20.72% desde el 8 de junio pasado.

Para los granos que cotizan en Chicago, las pérdidas en maíz, trigo y soya desde el pasado mes de junio han sido de 25, 23 y 13%, respectivamente, mientras que el peso frente al dólar ha retrocedido 9.01% en tres meses.

En este entorno, lo único que puede dar certeza a las empresas, grandes y chicas, son las coberturas de precios.

*Alfonso García Araneda es director general de Gamaa de Derivados.

aga@gamaa.com.mx

Únete infórmate descubre

Suscríbete a nuestros
Newsletters

Ve a nuestros Newslettersregístrate aquí

Últimas noticias

Noticias Recomendadas