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Opinión

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AMLO, los nazis y Milei

No va a existir una relación entre Milei y AMLO, me comenta Inés Capdevila, periodista sobre temas internacionales del periódico La Nación.

La semana pasada charlé con ella en un capítulo del podcast de El Economista, Globali... qué.

“A Milei no le gusta cuando lo cuestionan o lo critican, y AMLO le dijo que era un nazi”, comenta Inés, pero reconoce que las diferencias existen entre ambos.

En efecto, el 14 de agosto AMLO vinculó el ascenso de Milei en la primera vuelta electoral con la llegada de Hitler al poder. “Por la inflación”, dijo AMLO, criticando al Gobierno de Macri, pero sin decir nada sobre el de Alberto Fernández, su amigo.

AMLO aclaró que no estaba comparando a Milei con Hitler, pero la realidad es que sí hizo la triangulación: Milei-inflación-Hitler. No se requiere estudiar un curso de Lógica para llegar a la conclusión sobre las palabras y la intención de AMLO.

Inés Capdevila tiene razón cuando me dice que el agravio referente al nazismo es mayor “cuando lo dice un presidente”.

López Obrador recibió en Palacio Nacional a Alberto Fernández el 4 de noviembre de 2019. Sellaron una amistad que trasladaron a mecanismos internacionales para votar en el mismo sentido.

Para AMLO, Fernández era “su mejor amigo” entre presidentes, me comentó en su momento un diplomático, sin embargo, agrega Inés Capdevila, “poco confiable”.

Capdevila recuerda un capítulo ocurrido el año pasado.

De acuerdo con la prensa argentina, Alberto Fernández canceló su viaje a México molesto con AMLO, por la disputa de la presidencia del Banco Interamericano de Desarrollo, que ganó el brasileño Ilan Goldfajn.

“Estratégicamente, en cuanto a la gobernanza de la región, la relación entre Argentina y México no es relevante”, concluye Inés Capdevila.

“No hay plata”

Ahora inicia un nuevo capítulo. Milei, presidente.

Cuatro frases se convirtieron en ejes torales de su discurso la tarde de ayer en las escalinatas exteriores del Congreso: “No hay plata”; “El que corte la calle no cobra”; “Nos han arruinado la vida”; “El último trago amargo”.

Decir la verdad, en boca de un político, no es parte de la cotidianidad. La retórica y la demagogia son ingredientes que ayudan a ocultar las mentiras.

Milei no podía recurrir a las mentiras porque el primer beneficiado de ellas hubiera sido el gobierno saliente de Alberto Fernández y Cristina Kirchner.

No se trata de izquierda o derecha; el diagnóstico de la enfermedad de Argentina todo el mundo lo conoce: tumor en la región económica. La inflación es el robo intangible sobre el poder de compra.

“No hay plata, no hay alternativa al ajuste, no hay alternativa al shock”, dijo Milei.

“Prefiero una verdad incómoda a una mentira confortable”.

El populista piensa lo contrario. La mentira es el camino de la vanidad, pero también de la irresponsabilidad.

El discurso de Milei no tuvo anestesia.

El kirchnerismo usó el poder para convertirse en mafia. Así lo demostró en uno de sus múltiples capítulos que ocurrió cuando uno de sus integrantes introdujo bolsas de dólares al interior de un monasterio.

Milei necesitaba una pista de aterrizaje luego de una campaña locuaz. ¿Seguirá apelando a los hechos?

Fue profesor investigador en el departamento de Estudios Internacionales del ITAM, publicó el libro Referéndum Twitter y fue editor y colaborador en diversos periódicos como 24 Horas, El Universal, Milenio. Ha publicado en revistas como Foreign Affairs, Le Monde Diplomatique, Life&Style, Chilango y Revuelta. Actualmente es editor y columnista en El Economista.

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