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Opinión

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Alimentación y arquitectura

La relación de la forma en la que nos alimentamos y la forma en que se diseñan los nuevos espacios públicos es todo un tema a explorar.

La comida, la forma de producirla y la forma en la que la consumimos guardan una relación intrínseca con la arquitectura que, en su concepción contemporánea, tiene la función de dar sentido a esos espacios que habitamos y donde construimos experiencias. Una de las experiencias más sociables es el hecho de comer en el espacio público y privado, con todo lo que físicamente esto implica.

Pensemos, por ejemplo, en la forma en la que los espacios destinados para comer han evolucionado con el tiempo. La forma en la que se diseñaban los espacios privados y públicos, aun dentro de una casa, nos habla mucho de la forma en la que se vivía en sociedad y de su relación con la alimentación. Por ejemplo, en la Antigua Grecia, el diseño de los espacios de una casa mantenía el orden social. Así, existían el symposium, el andrón y el gineceo. El symposium era el momento después de un banquete que se dedicaba a la discusión de ideas acerca de los filósofos de la época, algo así como nuestra sobremesa, que con el tiempo se convirtió en un espacio físico dentro de la casa, destinado a este propósito. El andrón y el gineceo, por su parte, eran los espacios reservados exclusivamente para hombres y mujeres, respectivamente.

Concepciones que hoy nos parecen muy evidentes en alguna época no lo fueron. Por ejemplo, en la Edad Media, el comedor estaba generalmente muy alejado de la cocina. En cambio, en algunos hogares de México en el siglo XVIII y, hoy en día, el comedor se localiza en el mismo espacio físico que la cocina. La forma de vida contemporánea ha hecho que el diseño de estos lugares se ajuste a la experiencia de comer y a la sociabilidad.

Con esta idea en mente, un grupo interdisciplinario danés diseñó el espacio NoRa, que reúne actividades relacionadas con la experiencia de comer, para generar una experiencia alimentaria dentro del espacio urbano, ya sea para producción, compra o consumo de alimentos. A través de la investigación y diseño, se concibió este proyecto como un punto para desarrollar la sociabilidad y convivialidad en grandes urbes.

Los arquitectos detrás de la dirección del proyecto coinciden en señalar la importancia de la experiencia de comer como uno de los ejes más importantes de la vida social que, en cierta forma, determinaría muchos de los usos del espacio público.

Las variantes interculturales de la concepción del espacio, en cuestión de alimentación, han sido uno de los campos en los que la colaboración entre arquitectos y expertos en alimentación ha dado frutos.

Hoy, por ejemplo, los chefs trabajan de manera muy cercana con los diseñadores de los espacios de cocina para adaptarlos a sus técnicas y procesos culinarios. La proxémica o estudio de las variantes interculturales del espacio ha permitido explicar el comportamiento de los comensales en los restaurantes y sus preferencias en relación con sentarse en una mesa redonda, cuadrada, en un gabinete o en un asiento de barra, lo que ha sido muy útil en el diseño de los restaurantes contemporáneos. Las intervenciones de marketing de alimentos en las grandes ferias mundiales se diseñan con base en estudios arquitectónicos donde el sonido, el color y los visuales interfieren en la forma en la que un alimento a degustar es percibido por una persona.

Cuando nos abrimos a la posibilidad de aplicaciones y diálogo entre disciplinas, descubrimos que como señala el filósofo francés, Edgar Morin: Las disciplinas están plenamente justificadas con la condición de que guarden un campo de visión que reconozca y conciba la existencia de vínculos y solidaridades . Entre más reconocemos estas solidaridades, surgen nuevas preguntas y planteamientos que requieren de la vinculación entre disciplinas que en la vida real se traducen en el diseño de un mejor espacio para comer y aprovechar los beneficios de las dimensiones sociales y biológicas de nuestra alimentación.

 

@Lillie_ML

Columnista de alimentación y sociedad. Gastronauta, observadora y aficionada a la comida. Es investigadora en sociología de la alimentación, nutricionista. Es presidenta y fundadora de Funalid: Fundación para la Alimentación y el Desarrollo.

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