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Crecimiento del PIB
Necesitamos reglas que se centren en el crecimiento económico a largo plazo, y el único tipo de prosperidad sostenible es la prosperidad compartida”.
Joseph Stiglitz, Premio Nobel de Economía.
Recientemente el Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática, publicó los datos relativos a la estimación oportuna del crecimiento del Producto Interno Bruto para el cuarto trimestre de 2023 y, con ello, una estimación del crecimiento total durante el año.
Los datos arrojan que la economía mexicana ha venido presentando una desaceleración de su tasa de crecimiento prácticamente a partir del tercer trimestre del 2022. Conviene recordar que, después de la dramática contracción económica derivada de la pandemia, en los que se tuvieron cuatro trimestres consecutivos con caídas (la más pronunciada en el segundo trimestre de 2020, con menos 20% a tasa anual); para el segundo trimestre del 2021 se había recuperado una tendencia de crecimiento que, entre el cuarto trimestre del 2022 y el tercer trimestre del 2023 había sostenido una tendencia de crecimiento trimestral. Sin embargo, a partir del cuarto trimestre del 2022 y durante todos los trimestres del 2023, la tasa de crecimiento se ha ralentizado, con lo que el año termina por debajo del crecimiento anualizado del 2022.En comparación con el crecimiento económico del 2022, los sectores que presentaron una afectación mayor a su desempeño anual fueron, en primer lugar, las actividades secundarias (industriales) que pasaron de un crecimiento anual en 2022 de 5.3%, a uno del 3.6 % en 2023.
Las actividades primarias pasaron por su parte, de 1.6% en 2022 a 2% para el 2023; mientras que el sector de actividad terciaria (mayoritariamente de servicios), tuvo una contracción al pasar de un crecimiento anualizado de 3.1% en el 2022 a 2.9% en el 2023.
Este dato de crecimiento, por tratarse de una estimación oportuna, todavía podría ser corregido con la información revisada a finales del próximo mes de febrero.
Este dato de crecimiento anual es relevante, porque la mayoría de los analistas habían estimado para el 2023 un crecimiento más cercano a 3.5% y coincidían mayoritariamente en esperar un crecimiento menor para el 2024. De cumplirse estos pronósticos, México tendría un crecimiento en el 2024 incluso menor a 3%; en un año en el que además de los factores inerciales de la economía, se esperan elementos de incertidumbre y volatilidad por factores como las elecciones en México y los EU.
Lo anterior es también relevante, porque en los últimos años EUA ha mostrado una tendencia de crecimiento económica y ahora, si bien no se anticipa una recesión, sí es muy probable una desaceleración en el ritmo de crecimiento de esa economía.
Por el nivel de interacción y relación entre nuestra economía con la de nuestro principal socio comercial, esa tendencia allá no favorece un escenario de mayor crecimiento en este año para México.
Este es un año crucial para nuestro país, porque debería empezar a reflejarse ya de manera clara el efecto de las oportunidades de inversión asociadas al fenómeno de nearshoring, que hoy si bien ya se reflejan en una altísima tasa de ocupación de los espacios industriales en el país, así como en la tendencia de construcción de nuevos espacios para albergar a las empresas que potencialmente se relocalizan en México, aún no se reflejan decisivamente en una mayor producción que impacte el crecimiento económico.
Pero como sabemos, ese crecimiento potencial estará asociado, a la capacidad que como país tengamos para enfrentar los retos de energía, agua e infraestructura, además del muy relevante del relacionado con la formación de capital humano.
México está urgido de la creación empleos que apuntalen un crecimiento económico más sostenido y que contribuyan a bases de consumo interno y de bienestar financiero, más sólidas para el futuro.