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¿Cual es el termómetro correcto?
La situación acerca del coronavirus y su impacto tanto en la economía como en los mercados aún es incierta. En este sentido, los mercados financieros globales manifiestan comportamientos que no ayudan a aclarar la perspectiva de los inversionistas
Por una parte, las bolsas, en especial en Estados Unidos, continúan subiendo; por el otro, las tasas de interés permanecen en niveles mínimos ¿A cuál le hacemos caso como predictor de lo que viene hacia adelante?
La ecuación es simple. Por una parte, los temores sobre el efecto de la parálisis económica en la segunda mayor economía del mundo han acentuado la acción de los bancos centrales hacia políticas monetarias de ultra relajación; de este modo, se han reducido mucho las tasas de interés de referencia. Ya sabe que en Europa y en Japón la tasa de referencia es negativa, en el caso de la Reserva Federal de Estados Unidos, ésta ha reducido la tasa de interés en más de un punto desde inicios del 2019.
No sólo ha habido una reducción de las tasas; también se han consolidado acciones de recompras de bonos que han vuelto a aumentar los balances de dichos bancos centrales; en términos llanos, eso significa que se ha impreso e inyectado más dinero a la circulación.
Nada más la Fed en Estados Unidos aumentó su hoja de balance en 442,000 millones de dólares en los últimos seis meses.
La evolución de la epidemia despierta muchas dudas y genera especulación con relación a su magnitud.
Hay quienes desconfían de la información que proviene de China. A pesar de que las autoridades en dicho país han informado de números que, muestran una desaceleración de la tasa de contagio e intentan mostrar control, la información anecdótica sigue dibujando un cuadro de severa parálisis económica en China, Hong Kong y algunos otros lugares de Asia.
La interpretación de los mercados sobre los hechos ha tomado dos rumbos distintos. Ambos, vale la pena aclararlo, muy benéficos en términos de rendimientos para los inversionistas.
Por un lado, las bolsas que no dejan de subir a pesar de malos reportes financieros de muchas empresas, a pesar de advertencias como la que hizo Apple sobre la afectación en sus operaciones de la parálisis china, y muy a pesar de valuaciones que hoy superan a las registradas en el índice S&P 500 en la burbuja del 2001.
Por el otro, las tasas de interés permanecen en niveles extremadamente bajos. Simplemente las condiciones de crecimiento no están como para esperar repuntes de inflación o una actividad económica más acelerada.
Si así fuera, las tasas de largo plazo debieran subir anticipándose a un cambio de postura por parte de los bancos centrales. Tal cosa no sucede.
Por lo tanto, es entendible que algo no suene congruente: O las bolsas corrigen por el menor crecimiento o el augurio de una recuperación debiera ubicar las tasas de largo plazo en niveles más elevados.
Nos inclinamos a pensar que las tasas permanecerán bajas y que en cuanto aflore más información y se muestre el efecto de la parálisis, aunque sea temporal, las correcciones se verán más en los precios de las bolsas que en los de los bonos; es decir, las tasas seguirían siendo bajas y desde nuestra óptica son el termómetro más indicado para deducir la percepción de los inversionistas con relación al crecimiento en el futuro.
Son las mismas tasas de interés permanentemente bajas las que activan la distorsión que mantiene a los inversionistas en Bolsa, aceptando comprar activos a valuaciones elevadísimas y poco sensatas.
La combinación de crecimientos modestos y tasas muy bajas es el mundo ideal para las bolsas, pero si esos crecimientos se tornan adversos o negativos, habrá que esperar correcciones.
Observe el comportamiento de las tasas si quiere sensibilizarse de las expectativas para el futuro previsible, las bolsas parecen ser un indicador bastante distorsionado en estos momentos.
*Rodolfo Campuzano Meza es director de Estrategia y Gestión de Portafolios de Invex. Cualquier pregunta o comentario puede ser enviado al Twitter: @invexbanco