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¿De qué aterrizaje suave hablan?
Las perspectivas económicas en Estados Unidos son inusualmente turbias, con diferentes conjuntos de indicadores que cuentan historias diferentes. Pero es muy posible que la inflación se quede estancada en un nivel inconsistente con el objetivo de la Reserva Federal de Estados Unidos, reduciendo –tal vez incluso a cero– el número de recortes de tasas de interés este año.
Washington D. C. Muchos economistas y comentaristas han estado descorchando botellas de champaña para celebrar que la Reserva Federal de EU llevó la economía hacia un aterrizaje suave.
El único problema es que... el avión sigue en el aire.
¿Qué sería un aterrizaje suave? La inflación se mantendría al 2%, o aceptablemente cerca de esa meta de la Fed, durante un periodo prolongado, y el empleo y el producto económico aumentarían a tasas suficientemente bajas como para no generar presiones al alza de los precios, pero suficientemente altas como para evitar una recesión.
Es cierto, la economía estadounidense desaceleró de manera considerable y con muchas menos penurias de las que tantos —me incluyo— temimos. En 2021 la economía creó en promedio 604,000 nuevos empleos remunerados cada mes. En 2023, la cantidad de nuevos puestos de trabajo netos mensuales había caído a 251,000. De igual modo, la inflación de los precios para los consumidores se enfrió significativamente. De acuerdo con el indicador preferido de la Fed —el índice de precios básico de gastos en consumo personal o PCE— la inflación interanual alcanzó su punto máximo del 7.1% en junio de 2022, y para enero de 2024 había caído al 2.4 por ciento. Durante ese periodo, la tasa de desempleo nunca superó el 4 por ciento.
Pero a pesar de esos avances impresionantes, la economía se mantiene a cierta distancia de un aterrizaje suave. El mercado laboral está recalentado y en un nivel insostenible. En febrero los empleadores sumaron 275,000 puestos de trabajo: aproximadamente el triple de lo que uno esperaría durante un aterrizaje suave. Se prevé que durante el primer trimestre de 2024 el PBI crecerá a un ritmo que, de mantenerse, crearía presiones inflacionarias. Y de acuerdo con el índice PCE básico, la inflación de enero de este año fue mayor a la de cualquier otro mes desde enero de 2023.
Más allá de los datos de cualquier mes en particular, hay otros motivos preocupantes por los que esta tendencia subyacente podría acelerarse. Si eso ocurriera, la inflación podría mantenerse a un nivel inconsistente con la meta de la Fed y llevar a que esta reduzca —tal vez a cero— la cantidad de recortes de la tasa de interés en este año.
Las expectativas de crecimiento para 2024 fueron mejorando durante el transcurso del año pasado en respuesta al cambio de estrategia de la Fed, que venía subiendo las tasas de interés. La situación financiera se flexibilizó en el cuarto trimestre de 2023 y es más laxa que hace un año, lo que podría llevar a un recalentamiento de la economía. El ritmo mensual de creación de empleos no desaceleró el año pasado; de hecho, es posible que el empleo neto haya seguido una tendencia ascendente en el cuarto trimestre de 2023 y hasta febrero de 2024, mientras que el aumento de los salarios rondó en el 4.5% el año pasado— bien por encima de un nivel coherente con la meta de la Fed para la inflación de precios.
Las perspectivas económicas son inusualmente turbias: distintos conjuntos de indicadores marcan historias diferentes. Hay señales de que la economía está al borde de enfriarse en vez de recalentarse, pero esos indicadores también sugieren que es más probable un aterrizaje forzoso —una recesión— que uno suave.
Por ejemplo, los encargos nuevos de bienes de capital se redujeron a una cantidad ínfima, lo que sugiere perspectivas sombrías para la inversión empresarial y el crecimiento general del PBI. Hay, además, otros factores preocupantes sobre las perspectivas del gasto de consumo. En enero, las ventas minoristas cayeron bruscamente: el 0.8% respecto al mes anterior, cuando los analistas sólo esperaban una reducción del 0.1 por ciento. La mora en las tarjetas de crédito ha estado aumentando en todos los grupos etarios desde principios de 2022, y superó recientemente los niveles prepandemia.
Más importante aún es que el sentimiento de los consumidores se mantiene en territorio recesivo, probablemente debido a los elevados niveles de precios y las altas tasas de interés. Se trata de una cuestión importante, porque es la pérdida de confianza en el futuro lo que, en última instancia, causa las recesiones. Los consumidores preocupados por sus finanzas en el corto plazo limitan el gasto y se arraiga una psicología recesiva, que lleva a las empresas a cancelar las ofertas de trabajo y despedir empleados, lo que reduce aún más la demanda.
Un aterrizaje suave —cuando la inflación se mantiene al nivel deseado por la Fed, y el PBI y el empleo crecen a un ritmo sostenible— es menos probable que una reaceleración o una leve contracción de la economía. Y si impera una mentalidad recesiva, la economía podría contraerse rápidamente, ya que ninguna empresa desea ser la última en adoptar una postura conservadora en términos de gasto y empleo. Cuando la tasa de desempleo sube medio punto porcentual en un año, sigue haciéndolo hacia el territorio recesivo (a menudo se dice que sube en ascensor, pero baja en escalera mecánica).
Por supuesto, no es imposible que haya un aterrizaje suave. El argumento más convincente para ese resultado es que las restricciones del mercado laboral dependieron en gran medida de los elevados niveles de oferta de empleo, no del exceso de empleo. En marzo de 2022 las ofertas de empleo estuvieron un 75% por encima de las de febrero de 2020, pero su nivel es ahora menos de un tercio del que tenían antes de la pandemia. Si las elevadas tasas de interés logran reducir la oferta de empleo sin destruir puestos de trabajo, la Fed podría conseguir un aterrizaje suave.
La Fed debe escudriñar a través de las tinieblas y evaluar en qué dirección se encamina la economía. Mientras escribo estas líneas, los bonistas esperan que el primer recorte de tasas ocurra en junio. Dado que la tasa de intervención de la Fed está muy por encima de la llamada tasa neutral, es un pronóstico razonable, pero si la economía se muestra igual de sólida esta primavera boreal que principios del año, el análisis de riesgos sugerirá que se aleje de los recortes.
En otras palabras, dejen la botella de champaña con el corcho puesto.
El autor
Michael R. Strain es director de Estudios de Política Económica del American Enterprise Institute. Su libro más reciente es The American Dream Is Not Dead: (But Populism Could Kill It) [El sueño americano no ha muerto, pero el populismo podría asesinarlo] (Templeton Press, 2020).
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