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El desafío de la resiliencia de la cadena de suministro de medicamentos
Durante pandemia de Covid-19 han existido importantes disrupciones a las cadenas de suministros de medicamentos y sus materias primas, entre ellas, de principios activos, que son los llamados a producir el efecto terapéutico deseado. Ello originó retrasos y escasez, que impactó a los sistemas de salud y a la necesidad de los pacientes. Pacientes que no pueden contar con sus terapias en forma oportuna, pueden descompensarse, afectando no sólo su salud, sino generando mayores costos al sistema en su conjunto.
Lo anterior, se ha atribuido a la altísima concentración que existe en la proveniencia tanto de los medicamentos, como de los principios activos. En efecto, en Europa, el 37% de los principios activos proceden de India y el 24% de China. Para el caso de Estados Unidos, casi el 40% proviene de India y China. La actual situación es el resultado de la globalización y del movimiento de las capacidades productivas a países donde se obtienen mayores eficiencias.
La fragilidad de las cadenas de suministro de medicamentos y principios activos ha estado en el centro del debate en ambos lados del Océano Atlántico.
Así, el 25 de noviembre de 2020 fue adoptada por parte de la Unión Europea la “Estrategia Farmacéutica para Europa”, siendo uno de sus pilares el mejorar, diversificar y asegurar las cadenas de suministro, dotando de mayor resiliencia al sistema y con ello subsanar la escasez de medicamentos.
Concretamente, se proponen medidas que mejoran la transparencia sobre la escasez y retiros de mercado, y así también sobre los niveles de stock existente. De igual forma, se busca identificar las vulnerabilidades de la cadena global de suministro de medicamentos críticos, materias primas farmacéuticas, principios activos, entre otros. Finalmente, se consideran financiamientos especiales y coordinación con la Organización Mundial del Comercio, a fin de incrementar la resiliencia de la cadena de suministro global.
Por su parte, en Estados Unidos de América fue publicado en junio de 2021 un reporte de la Casa Blanca sobre la resiliencia de las cadenas de suministro. En éste se establece un claro foco en revitalizar la manufactura local, así como la diversificación geográfica de los fabricantes y la redundancia del sistema, esto es, que existan múltiples fabricantes para cada producto.
Dicho reporte atribuye la vulnerabilidad del sistema, en parte, al énfasis excesivo sobre los niveles de precio, que ha llevado a la dependencia excesiva de pocos países, que pueden priorizar sus intereses nacionales, en momentos de emergencia.
Asimismo, se plantea que lo anterior genera escasos incentivos para seguir invirtiendo en mejorar las capacidades productivas locales, y su redundancia, lo que crea niveles de stock muy ajustados, incapaces de responder a crecimientos inesperados de la demanda.
En términos de soluciones, el reporte de la Casa Blanca, al igual que la UE, enfatiza la necesidad de mayor transparencia sobre el origen del suministro. También se propone incrementar la sostenibilidad económica de los fabricantes estadounidenses y de países aliados, mediante mayor predictibilidad de precios, volúmenes, entre otros. Así se plantea específicamente incentivar la producción local y la cooperación internacional, creando capacidades productivas de emergencia, aumentando la información hacia las agencias regulatorias como la Food and Drug Administration (FDA), para minimizar la escasez.
También en la India ha existido preocupación por las vulnerabilidades de su sistema, por su nivel de dependencia sobre los principios activos provenientes de China, ello, a pesar de las inigualables capacidades de producción que poseen.
Como puede observarse, países y regiones con importantes posiciones geopolíticas y capacidades productivas y de negociación, han puesto en el centro del debate la necesidad de poseer cadenas de suministro resilientes y han realizado diagnósticos y propuesto soluciones.
Un caso muy distinto son la mayoría de los países en desarrollo, que tienen situaciones evidentemente más débiles y vulnerables que los antes mencionados, donde dicha preocupación ha estado prácticamente ausente del debate público. Sin embargo, que no sea una inquietud no significa que no vayan a ser afectados. Hemos aprendido, a golpes, que las crisis como pandemias y guerras son cada vez más la regla que la excepción.
Sólo si esto es parte del foco de un gran número de países, podremos ir avanzando hacia un escenario menos vulnerable. La clave acá es mayor coordinación multilateral, la transparencia, la colaboración público-privada, junto con políticas públicas orientadas a mejorar las capacidades locales, sin caer en el proteccionismo, así como la utilización de big data, entre otros. En caso contrario, el costo lo seguirán pagando los pacientes, que son la parte más débil de la cadena.
*El autor es experto en políticas públicas en salud, Director de la Asociación Chilena de Derecho de la Salud, ha sido académico en diversas universidades chilenas sobre temas relacionados con sistemas de salud.