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Opinión

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El extraño comportamiento de la Bolsa en México

La reciente debilidad del peso frente al dólar ha provocado una distorsión importante en algunas compañías que mantienen deuda en dólares ya que se ve afectada la valuación de estos compromisos de pago y se generan pérdidas cambiarias que merman las utilidades

Al cierre de octubre el índice S&P/BMV IPC de la Bolsa Mexicana de Valores (BMV) acumuló una ganancia de sólo 1.23% en este año, nada que se compare con lo que paga la tasa libre de riesgo (11.25%) y tampoco con el desempeño fulgurante de principios de año.

¿Qué pasó? ¿Por qué no se pudo sostener el inicio tan entusiasta en un entorno en donde el crecimiento económico mucho mayor al esperado que ha sorprendido a propios y extraños? Platiquemos un poco al respecto.

La Bolsa mexicana inició el 2023 con una fuerza que sorprendía a muchos. El referente S&P/BMV IPC llegó a tocar niveles superiores a los 55,000 puntos y en mayo lograba un rendimiento de 14% en el acumulado del año.

Al inicio del año, la expectativa de que bajaran pronto las tasas de interés en las principales economías abonaba al apetito por riesgo, el cual se vio además, intensificado en México por la expectativa de mejora en el crecimiento, alimentada por el fenómeno de la relocalización de la producción (nearshoring).

Los reportes corporativos al inicio del año fueron positivos ante una demanda local y externa resiliente a la política monetaria restrictiva. En especial, los niveles de rentabilidad superaban las expectativas ante menores presiones en los precios de las materias primas y un peso fuerte que contribuía a los márgenes de empresas expuestas a costos y deuda en dólares.

En los últimos meses la historia cambió drásticamente. Prácticamente se borraron las ganancias en la Bolsa mexicana. El S&P/BMV IPC perfila ahora entre los referentes con el peor desempeño, con un rendimiento marginal en el año.

Una serie de eventos han ocasionado este escenario. El primero, con incidencia a nivel global, fue el cambio en la visión de los participantes del mercado sobre el tiempo que permanecerán elevados los niveles de tasas de interés en Estados Unidos y también en México.

Tal expectativa se esfumó ante indicadores que mostraron a una economía que no sufría de una política monetaria restrictiva y una inflación (principalmente subyacente) que no descendía tan rápido como se esperaba.

Así, la variable de una revaloración de múltiplos, que fue el catalizador al inicio del año para las bolsas, se perdió.

A diferencia de otros mercados emergentes, en nuestro país no se espera que bajen las tasas de interés en el horizonte cercano; con ello, la posibilidad de una menor presión en las valuaciones, con múltiplos que muestran un importante descuento respecto a su historia, se desvaneció.

Al mismo tiempo, una serie de noticias en el campo local aumentaron la aversión al riesgo por la renta variable mexicana. Primero fue el caso de la expropiación a un tramo ferroviario de Grupo México Transportes.

El mes pasado, y el más significativo, fue la situación en el sector aeroportuario ante el cambio que se contempla en las tarifas que pueden cobrar por el uso de sus instalaciones, y que forma parte de su principal componente de ingresos. 

Si bien hoy existe menor temor sobre esta medida, al no ser ya una imposición unilateral e inmediata, aún es incierto el tamaño de la reducción en ingresos, a lo que además ahora acompaña un mayor impuesto aplicado a sus ingresos aeronáuticos.

La forma en la que ha fluido la información ha generado no sólo un impacto en estas empresas afectadas directamente, sino en términos generales, sobre la certidumbre de la inversión en México.

Al mercado tampoco le ha gustado que la Cofece investigue a Walmex por actitudes anticompetitivas y que se abra nuevamente el daño causado en el pasado por Grupo México en el Río Sonora.

Tampoco han contribuido, la intensificación de la competencia en el sector de telecomunicaciones y los retos que enfrenta Televisa en términos de rentabilidad y crecimiento de suscriptores, solo por dar algunos ejemplos.

Al mismo tiempo de estos sucesos, se ha presentado un giro en la fisonomía de los reportes corporativos en el país que no son tan fuertes como al inicio del año. Las cifras no son malas, pero sólo el 50% de las empresas del S&P/BMV IPC superó las estimaciones en ingresos y aunque diversas empresas mostraron aún tendencias muy favorables de rentabilidad, hubo también algunas con decepcionantes márgenes operativos.

Por otro lado, la reciente debilidad del peso frente al dólar ha provocado una distorsión importante en algunas compañías que mantienen deuda en dólares ya que se ve afectada la valuación de estos compromisos de pago y se generan pérdidas cambiarias que merman las utilidades.

Aunque esto no implique un flujo real para las empresas, que en muchos casos usan coberturas de tipo de cambio y cuyos vencimientos se dan en momentos distintos de tiempo al actual, la imagen es de menores utilidades en un entorno adverso.

Si bien las valuaciones del mercado mexicano lucen castigadas y desconectadas de la realidad de la economía y la fortaleza de los fundamentales de algunas empresas.

El entorno cargado de riesgos a nivel global y local, sin el apoyo de un escenario de menores tasas de interés que vuelva a hacer más competitiva a la renta variable frente a instrumentos como la renta fija, nos hacen pensar que el cierre del año tampoco será favorable.

Lástima, tan bien que íbamos, dirían muchos.

*Rodolfo Campuzano Meza es director general de Invex Operadora de Sociedades de Inversión.

perspectivas@invex.com

Twitter: @invexbanco

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