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Opinión

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El foco rojo de los precios de los alimentos

La bandera de Ucrania representa el azul del cielo y el amarillo de los campos de trigo. Y es que este país, hoy invadido por Rusia, produce 8% de todo ese cereal que se consume en el mundo.

Esa cadena de suministro al mundo está evidentemente rota por las acciones militares del gobierno de Vladimir Putin. Pero también Rusia es uno de los más importantes proveedores de trigo para el mundo, con 16% del mercado de exportación de este alimento.

Así, a la interrupción física de las salidas de trigo de Ucrania se suman las barreras económicas a las ventas rusas de ese grano y otros commodities, lo que complica el escenario financiero y económico del mundo entero.

En los mercados, los precios de los futuros del trigo han tenido un incremento de 17% en esta primera semana de la invasión rusa a Ucrania. Pero este precio ya mostraba los estragos de la salida de la crisis económica por la pandemia. Así, el trigo en los mercados de futuros ha tenido un incremento de 57% en su precio en un año.

Los precios del petróleo aumentan a la par que se agrava el conflicto. El Brent del Mar del norte cotizaba en 93 dólares por barril antes del primer ataque y ayer alcanzó 107 dólares por barril, un aumento de 15% en una semana. Y de 67% en un año.

Mañana podremos conocer el más reciente dato de la medición del precio de los alimentos que lleva a cabo la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), pero aun antes del estallido de esta guerra los precios de los alimentos mostraron un incremento, entre enero del 2021 y enero pasado, de casi 20 por ciento.

Los alimentos y los energéticos son dos de los precios más sensibles para la población del mundo, en especial para los países más pobres.

Antes de los lances militares de Vladimir Putin el mundo entero ya enfrentaba una burbuja inflacionaria que no resultó temporal y que ya había afectado las expectativas del comportamiento de los precios a nivel global.

Esta guerra sucede en el corazón de Europa, una potencia nuclear amenaza con sus armas de destrucción masiva a occidente y esos países encabezados por Estados Unidos responden con muy duras sanciones económicas que dañan al régimen de Vladimir Putin pero que implican inevitables daños autoinfligidos para occidente.

El incremento en el precio de los alimentos es un foco rojo global, no sólo por sus costos sino por su posible desabasto.

El precio de los energéticos también condiciona la situación económica de amplias mayorías. Los precios de los futuros de las gasolinas en Estados Unidos han subido más de 22% en menos de dos semanas.

A una semana del inicio de la invasión rusa a Ucrania, que ha llevado a la peor guerra terrestre en Europa desde la Segunda Guerra Mundial, hace falta la más sensata de las visiones de Estado en México para enfrentar las consecuencias de ese conflicto del que no tenemos control desde nuestra posición como país emergente, dependiente de Estados Unidos.

ecampos@eleconomista.mx

Su trayectoria profesional ha estado dedicada a diferentes medios. Actualmente es columnista del diario El Economista y conductor de noticieros en Televisa. Es titular del espacio noticioso de las 14 horas en Foro TV.

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