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Opinión

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ExpoDubai, la oportunidad perdida de México

Hace unos días fui invitada como conferencista a la Expo Dubai 2020 (que se realiza en 2021 por la pandemia). Desde hace 170 años las Exposiciones Universales han sido un espacio dedicado a la innovación y el intercambio cultural global. Su influencia es tal que en 1876 Alexander Graham Bell presentó el primer teléfono en la Exposición de Filadelfia y la Torre Eiffel fue el símbolo de la que tuvo sede en París en 1889.

En estas Exposiciones, los países y organizaciones internacionales organizan pabellones donde presentan su historia, cultura, visión de futuro y proyectos más importantes; algunos se inclinan a la facilitación de negocios como Finlandia, Rusia promueve su candidatura rumbo a la Expo 2030, Corea explica sus desarrollos en energías renovables, y otros como Arabia Saudita lo han diseñado para su promoción turística.

Visité el pabellón de México. Estaba emocionada. De México habla nuestra gente e historia llena de sitios arqueológicos, resistencia e independencia; hablan también nuestras riquezas naturales, playas y ciudades, nuestra cocina y trajes regionales, nuestra música y diversidad.

En el espacio de México no hay estructuras ni construcciones especiales, se trata de una bodega que compartimos con Sudán. Al entrar se observa un corto video que proyecta unas poquísimas imágenes de nuestro país y la lista de patrocinios principalmente gubernamentales. El techo se cubre con papel picado. Una persona recibe a los visitantes y dedica gran parte del mensaje de bienvenida a regañar niños y madres para evitar que toquen las paredes. Esto llamó mi atención porque el resto de los pabellones son amables con la infancia y parte de su diseño se enfoca a su disfrute a través de juegos de luces y agua. Entendí un poco más tarde la molestia del funcionario porque los materiales que se usan en las paredes no son de calidad y ya se encuentran rayados (cosa que sólo observé en nuestro pabellón).

En este lugar se encuentran unas pocas fotografías. Se les ubica en medio de paredes que parecerían espejos para darle cierta creatividad, pero eso limita el flujo de personas al reducir aún más el espacio disponible en la bodega. Desde el techo cuelgan telas estampadas que, según la explicación, fueron hechas por mujeres mexicanas al igual que el material que cubre el edificio. Suena bien el feminismo y el impulso del arte tradicional mexicano, pero aún así el pabellón deja mucho que desear.

Hacia el final del recorrido se encuentra una tienda con productos muy bonitos. Sin embargo, de nuevo se nota el descuido, el techo está cubierto por cadenas de flores de plástico en medio de una Expo que promueve intensamente la sustentabilidad.

Sé que la Subsecretaría a cargo ha hecho un esfuerzo importante para desarrollar eventos culturales dentro del pabellón, pero eso está muy lejos de ser suficiente. Somos la décimo quinta economía del mundo, un país con enorme capacidad económica, cultural y diplomática, somos una potencia turística y exportadora. Seamos sinceros, la imagen que ahora se presenta de México al mundo es la inseguridad y la narrativa del narco que se conoce por las series de televisión.

La promoción de México en el exterior no es un gasto, es una necesaria inversión. Si se contara con una estrategia adecuada acompañada de suficiencia presupuestal y el liderazgo del gobierno, la iniciativa privada y el sector social, seríamos capaces de transmitir el México que tenemos y queremos. La austeridad no está peleada con la creatividad. La responsabilidad de cuidar la imagen de México es fundamental. Nuestro pabellón en la Expo Dubai es, por decir lo menos, una gran oportunidad perdida.

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