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Opinión

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Gobierno corporativo: lecciones no aprendidas

El concepto de gobierno corporativo estaba poco difundido hasta antes de los años noventa del siglo pasado. Detonó como una necesidad derivada de diversos escándalos corporativos, que condujeron a la quiebra de empresas y la ruina de inversionistas, incluyendo trabajadores que perdieron sus fondos de retiro. Enron, WorldCom y Arthur Andersen, son casos emblemáticos que ilustran los resultados de la falta de controles y la existencia de conflictos de interés.

Más de 30 años después de estas experiencias, parece que muchas empresas no han aprendido la lección. La carencia de una buena estructura de gobierno corporativo, que hoy se cobija bajo las siglas ASG, continúa causando estragos, principalmente en modelos novedosos de negocios. A continuación me refiero a tres ejemplos.

FTX era una plataforma líder para el intercambio de criptomonedas, captación de recursos de inversionistas y canalización de inversiones virtuales. Las autoridades descubrieron, entre otras cosas, un esquema de transferencia de fondos hacia otra organización creada por el fundador de FTX, Sam Bankman-Fried y el desvío para la adquisición de bienes inmobiliarios personales. El episodio representó la quiebra de un negocio con un valor superior a 30,000 millones de dólares. Hace unos días concluyó el juicio al señor Bankman, que podría culminar en una pena de cárcel superior a 100 años. Sus padres, quienes fueron profesores de derecho en la Universidad de Stanford, son señalados como participantes en la creación del esquema de operación de los negocios.

Wework, empresa dedicada a la habilitación y renta de espacios compartidos de trabajo, se declaró en bancarrota hace un par de semanas, después de haber alcanzado una valoración de 47 mil millones de dólares. La empresa atrajo a múltiples inversionistas, incluyendo fondos de inversión. La primera señal de fracaso ocurrió cuando se desistió de realizar una oferta pública inicial de acciones en 2019. A partir de allí, su valoración fue disminuyendo y se fueron revelando detalles operativos que reflejaban conflictos de interés y un estilo personal de su fundador Adam Neumann que se aleja de los estándares del gobierno corporativo.

El tercer episodio se refiere a la saga recientemente experimentada en OpenAI, empresa creadora de ChatGPT, líder en inteligencia artificial. Apenas el viernes pasado, Sam Altman, fundador de la empresa, fue cesado por el consejo de administración, por razones poco claras. Durante el fin de semana, el directivo fue contratado por Microsoft para encargarse del desarrollo de una unidad encargada de la inteligencia artificial. 500 empleados de OpenAI manifestaron su descontento con la destitución y su deseo de migrar a Microsoft. El asunto se resolvió por el momento, mediante la destitución de la mayoría de los miembros del consejo y la recontratación del señor Altman, como CEO de OpenAI.

Estos episodios muestran que en muchos negocios, vinculados a modelos novedosos o a plataformas digitales, los fundadores no ponen suficiente atención en la creación de una estructura de gobierno corporativo robusta, que les permita evadir riesgos de la operación en el mercado, situaciones de abuso o arbitrariedad de accionistas o directivos y que protejan a los inversionistas.

La trascendencia de las empresas depende de la creación de estructuras profesionales, que faciliten la adopción de los modelos estratégicos de la organización, que establezcan controles, que permitan el acceso a la información relevante del negocio y que atiendan a los intereses múltiples de las partes relacionadas.

Aunque los principios de gobierno corporativo son difundidos más que nunca, sigue habiendo emprendedores exitosos, en el corto plazo, que evaden la responsabilidad de crear estructuras duraderas, que permitan a las organizaciones trascender generacionalmente. Muchos emprendedores suponen que el éxito reside solo en crear productos innovadores. Se requiere además tener un esqueleto y una musculatura que soporte a la organización. Eso es el gobierno corporativo.

*El autor es especialista en competencia económica y regulación. Socio Director de Ockham Economic Consulting.

X: @javiernunezmel

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Consultor en Competencia Económica y Regulación, además es profesor universitario.

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