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Inflación en México en febrero del 2024
La primera panacea para una nación mal administrada es la inflación; la segunda es la guerra. Ambas traen prosperidad temporal, ambas traen una ruina permanente... ambas son refugio de oportunistas políticos y económicos”.
Ernest Hemingway, escritor.
La semana pasada el Instituto Nacional de Geografía e Informática (Inegi) publicó los datos correspondientes a la inflación durante el mes de febrero del 2024. La tasa de inflación anual se ubicó en 4.4%, dato que compara favorablemente con el del mismo mes del año pasado, con una inflación anual de 7.62 por ciento.
Por su parte, la inflación subyacente, que como se recordará elimina de la medición productos y servicios de precio controlado, así como aquellos que presentan muy importantes variaciones estacionales como los agrícolas, también presentó una reducción significativa respecto del año pasado cuando la tasa anual de inflación que se tenía en febrero del 2023 era de 8.29%, contra una del 4.64% a febrero de este año.
Desde la primera parte del 2021 y hasta mediados del año pasado, la inflación en México se mantuvo sobre niveles muy superiores al promedio que se había presentado en la última década, generando un efecto de deterioro sobre la capacidad de compra de la población, que parcialmente pudo ser atenuado por los incrementos recientes en los salarios mínimos, los que sin embargo, no alcanzaron a compensar el efecto negativo de la inflación en todos los estratos de la población, sobre todo si consideramos que segmentos muy importantes no tienen percepciones en niveles de salario mínimo y consecuentemente recibieron todo el efecto del incremento salarial y que, por otra parte, un sector importante de la población es informal y no es sujeto de ajustes salariales de manera automática.
El resultado de la inflación de febrero es importante, porque enero había presentado un repunte respecto de diciembre, lo cual había generado preocupaciones sobre si había o no una trayectoria definitiva de control de la escalada de precios. Por lo pronto, parecería que efectivamente las variaciones de los precios, en términos de su trayectoria de crecimiento, están recuperando una trayectoria descendente y que gradualmente se están acercando al rango objetivo de inflación del banco central.
El componente de servicios, así como el de alimentos, bebidas y tabaco, sigue presentando una inflación superior a la general en la inflación subyacente, que por sus características tienen un efecto importante sobre grupos amplios de consumidores.
Respecto de la inflación no subyacente, la inflación en frutas y verduras presentó un crecimiento elevado con un dato anualizado del 15 por ciento, asociado a fenómenos cíclicos.
Esta trayectoria descendente de la inflación –que conviene recordar no implica una reducción de los precios, sino una reducción de la tasa de crecimiento de los mismos– representa además en términos económicos y financieros, un apoyo a la percepción de que, por un lado el ciclo de alzas a las tasas de referencia en nuestro país definitivamente llegó a su fin y que, con distintos rangos de expectativa en los siguientes meses, finalmente podría iniciarse por parte del Banco de México el proceso de reducción de la tasa de referencia.
Hoy la percepción imperante es que, una vez que la tasa empiece a reducirse, el proceso y duración del ciclo a la baja será mucho más paulatino de lo que ha sido en otros periodos. Pero ello eventual y gradualmente empezará a generar un efecto positivo sobre las tasas de interés, que favorezcan una continuación del crecimiento económico.
También es importante pensar que, aunque México posiblemente se adelante en la reducción de tasas respecto de lo que haga la Reserva Federal en Estados Unidos, no podrá hacerlo demasiado porque, entre otras cosas el amplio diferencial de tasas es lo que ha permitido soportar un peso fuerte, sumado a la debilidad estructural del dólar.