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Opinión

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La inusitada fortaleza del peso mexicano

El cruce opera en un rango abierto entre un máximo de 18.4941 unidades, un nivel no visto desde marzo, y un mínimo de 18.1679 unidades. Foto EE: Archivo

Un elemento primordial que podría abonar a la fortaleza del peso, es el debilitamiento generalizado del dólar, el cual responde a un mayor apetito por riesgo global ante datos económicos mejores a los esperados

La fortaleza continua del peso mexicano es un elemento que no deja de sorprender a propios y extraños. En lo que va del año, la divisa mexicana, según el valor del tipo de cambio FIX, acumula una apreciación de 9.5%, posicionándose en niveles no vistos desde el 2017.

Ante tal dinámica, es natural preguntarse: ¿Qué hay detrás de este comportamiento?, ¿Qué explica esta poco usual fortaleza que ningún miembro del mercado vislumbraba?, ¿Es un efecto sostenible o solo transitorio?

Desde nuestra visión, este sorpresivo comportamiento es el resultado de la combinación de cuatro factores.

Primeramente, y como tanto se ha hecho gala, un diferencial de tasas entre México y Estados Unidos rondando los 600 puntos base (pb) ha sido uno de los principales motores para que el peso se fortalezca.

Igualmente importante, la expectativa de que ese diferencial se mantenga alrededor de tales niveles también ha contribuido notablemente a la favorable dinámica del peso.

Ahora, es importante mencionar que, si bien tal diferencial es elevado, no representa uno históricamente alto ya que, durante el 2009, y ante la compleja situación financiera global que aquejaba, la diferencia entre tasas superó los actuales niveles. Ese hecho podría sugerir que existen otros factores detrás que están incidiendo en la cotización del peso y no meramente un diferencial de tasas.

En ese sentido, un elemento primordial que podría abonar a la fortaleza del peso, es el debilitamiento generalizado del dólar, el cual responde a un mayor apetito por riesgo global ante datos económicos mejores a los esperados y señales más claras del fin del ciclo restrictivo por parte de la Reserva Federal (Fed) de Estados Unidos.

En tal contexto, existe un elemento al cual no se le ha dado el protagonismo necesario y que podría ser una de las grandes variables explicativas al comportamiento de la debilidad del dólar a pesar de la resiliencia en su actividad económica y su mercado laboral: su dinámica comercial.

Desde la pandemia de Covid-19 en marzo de 2020, las importaciones de Estados Unidos han crecido exponencialmente a un ritmo que sus exportaciones no han podido equiparar hasta el día de hoy. Lo anterior ha producido déficits comerciales especialmente elevados.

Ello podría estar abonando a la actual debilidad del dólar ya que Estados Unidos, como múltiples naciones alrededor del mundo, tiene un tipo de cambio flexible, el cual responde instantáneamente no solo a eventos de estrés financiero y geopolíticos, sino también como medio de corrección ante desequilibrios en su balanza comercial.

En la misma línea que el elemento anterior, la posición privilegiada y estratégica de México con Estados Unidos ha producido que el elemento de sustitución de mercancías que siempre ha existido como posibilidad para México, pero que ha tomado especial relevancia con el deterioro en las cadenas de suministro, se dinamizara (el ya conocido nearshoring).

Tal hecho, indudablemente, ha provocado una mayor demanda por pesos mexicanos lo que, aunado a su favorable liquidez, ha fortalecido notablemente el precio de la divisa nacional.

Finalmente, otro argumento ampliamente utilizado que podría tener injerencia, pero tampoco trascendental en el comportamiento del peso dada la diferenciación otorgada entre sus pares emergentes, es el tan aclamado marco de finanzas públicas sanas que la actual administración ha perpetuado a lo largo de su sexenio, si bien han existido altos costos en términos de bienestar de la sociedad por la preservación de dicho marco.

Una vez explicados los elementos a los que atribuimos la sorprendente fortaleza del peso, cabe señalar dos matices: el primero de ellos es que, mientras las condiciones de tales elementos sigan sin grandes sobresaltos, la fortaleza del peso continuará.

Segundo, dada la naturaleza volátil de los efectos que han incidido en la favorable dinámica del peso, existe cierta fragilidad en los mismos; es decir, si se registran eventos tanto al interior como al exterior que rompan con las actuales condiciones, los avances que se han registrado en la moneda mexicana podrían verse comprometidos con relativa facilidad.

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