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Opinión

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La investigación de Teigeiro y el antidiabético irregular en el IMSS

Como dijimos aquí el miércoles pasado, el doctor David Kersenobich -cabeza visible del equipo de Salud de la candidata Sheinbaum- recién dijo con todas sus letras que no deben entrar al país medicamentos sin registro sanitario. Pero tal parece que en la 4T no se ponen de acuerdo al respecto, pese a ser algo demasiado serio.

Hasta antes del actual gobierno, no había medicamento que entrara al país sin registro sanitario. Y es que tiene un objetivo fundamental: garantizar que los productos sean seguros, eficaces y de buena calidad para proteger la salud y la seguridad del paciente. Y es la Comisión Federal de Protección contra Riesgos Sanitarios (Cofepris), como su nombre lo dice, responsable de protegernos de algún riesgo de cualquier producto de consumo humano, la que otorga esos registros.

Es una obligación de ley, está en la Ley General de Salud y hay una NOM específica para la obtención de dichos registros. Pero la actual administración le ha quitado el rigor al registro sanitario, y así también a toda la trazabilidad de los fármacos que debe dar la garantía de que no pierdan atribuciones en el proceso desde que salen de la fábrica hasta que llegan al paciente.

Al respecto, ayer domingo, Cofepris emitió una tarjeta informativa aclarando sobre el medicamento antidiabético dapagliflozina, de nombre Dapoza, aceptando que sin registro sanitario está entrando al país; es un fármaco que el IMSS lo está dando en las farmacias de al menos 3 estados a pacientes que viven con diabetes mellitus tipo 2.

Lo que pasó es que Cofepris respondió a la presión en redes sociales a partir de una excelente investigación que hizo Verónica Teigeiro sobre el medicamento Dapoza (dapagliflozina) demostrando con evidencias documentales una zaga de irregularidades en dicho medicamento adquirido por el Gobierno.

Teigiero explica en su video que se trata de un medicamento proveniente de India que ingresó al país sin registro sanitario, y con una alerta sanitaria previa de parte de Cofepris. Pero sin que ello importara, fue comprado por el Gobierno -mediante adjudicación directa- por parte de la empresa proveedora llamada Proveglia; y para cubrir la apariencia de que sí tenía registro le pegó una calcomanía en el empaque con el número de registro que realmente pertenece al laboratorio Astrazeneca. Además, Vero mostró que dicho fármaco es entregado por una distribuidora llamada “Grupo Farmacéutico Internacional Gamalop” con una dirección falsa en el pueblo de Miahuatlán, Puebla, entre otros elementos de empresa fantasma. Pero además, Cofepris en noviembre de 2023 incluyó a Gamalop en su lista de distribuidores irregulares.

Realmente Cofepris agradecido debería estar ante la labor de farmacovigilancia ciudadana que ha hecho Vero Teigeiro, pues el misma organismo ya había advertido que el fármaco “Dapoza no cuenta con registro sanitario en México, por lo que se desconoce la autenticidad del principio activo, su seguridad y eficacia. Además, este distribuidor carece de aviso de funcionamiento”.

La pregunta es si ese medicamento Dapoza está siendo adquirido por tres delegaciones del IMSS -por lo pronto, CdMx, Querétaro y Sonora- o si de casualidad es parte de la última compra consolidada de fin de año. La incongruencia de Cofepris es que contrario a su advertencia de noviembre, ahora emite una nota diciendo que sí está permitido que el IMSS lo ofrezca sin registro.

Lo que tampoco está claro es -si no hay en México un responsable formal del laboratorio productor- quién responde en caso de efectos adversos no previstos; quién garantiza el control del fármaco en todo su proceso previo desde que sale de la fábrica india hasta llegar a la farmacia o al centro de salud y a las manos del paciente. Es algo de lo que no se habla, pero en este sexenio se perdió la trazabilidad que debe tener todo insumo de salud, particularmente las terapias ingeridas o que entran directamente al organismo.

Hay una ausencia absoluta de claridad sobre quién está asumiendo esa responsabilidad.

Al respecto, la Asociación Nacional de Distribuidores de Insumos para la Salud (Andis) recién hizo un evento donde se explicó porqué es importante la regulación de toda la cadena de insumos del sector farmacéutico, incluyendo no sólo las buenas prácticas de la manufactura, sino las de la distribución y almacenamiento.

Por falta de espacio ya no explicaremos esa parte, pero lo tendrán sin falta en la siguiente entrega.

maribel.coronel@eleconomista.mx

Comunicadora especializada en temas de salud pública e industria de la salud. Cursó la maestría en Administración en Sistemas de Salud en FCA de la UNAM. Forma parte de la iniciativa www.HospitalsinInfecciones.com. Fundadora en 2004 de www.Plenilunia.com, plataforma de contenidos sobre salud femenina.

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