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Opinión

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Las razones de la abstención

Recientemente se presentó ante el Consejo Económico y Social (Ecosoc) una resolución para suspender la membresía de la República Islámica de Irán en la Comisión de la Condición Jurídica y Social de la Mujer (CSW), derivado de los informes sobre la respuesta de las autoridades iraníes y el uso excesivo de la fuerza contra las y los manifestantes a raíz del asesinato de la joven Mahsa Amini. México se abstuvo en la correspondiente votación, lo que fue retomado por diversos medios de comunicación como una contradicción con nuestra Política Exterior Feminista. Más allá de las opiniones a favor o en contra, es necesario poner en contexto este dilema y hacer algunas precisiones relevantes.

México ha seguido de cerca los eventos en Irán y ha sido consistente al expresar su preocupación sobre la situación de los derechos humanos en dicho país, en línea con nuestra política exterior en la materia y nuestra política exterior feminista.

Basta con revisar la participación de México en la discusión sobre la “Situación de los derechos humanos en la República Islámica de Irán”, el 16 de noviembre en la Tercera Comisión de la Asamblea General de las Naciones Unidas, el 24 de noviembre en el Consejo de Derechos Humanos y el 15 de diciembre en el Pleno de la Asamblea General de las Naciones Unidas.

Si observamos los hechos, no hay tal contradicción: en cada ocasión, México ha condenado enérgicamente todas las formas de violencia de género en Irán. Sucesos como el de Mahsa Amini no deben ocurrir en ningún lugar del mundo. Es deber de los Estados promover y respetar los derechos humanos de mujeres y niñas, por lo que siempre hemos insistido en que se garantice el acceso a la justicia, a la verdad y a la reparación adecuada, incluyendo garantías de no repetición en este caso. Asimismo, reconocemos la imperante necesidad de promover una vida libre de violencia, tanto en Irán como en todo el mundo. Una prueba de ello es la actuación de la Cancillería mexicana cuando enfocó sus esfuerzos en rescatar, principalmente a mujeres y niñas, que escapaban del régimen talibán en Afganistán.

Es importante resaltar que las decisiones de nuestro país para estas votaciones conllevan un análisis profundo que incluye la revisión de la propuesta, los procesos de toma de decisiones y la necesidad de preservar la utilidad de los organismos multilaterales. Para tomar la decisión se consulta a varias áreas de la Cancillería e instituciones del Gobierno federal, otros gobiernos, organismos internacionales e incluso organizaciones de la sociedad civil. Lo anterior, siempre tomando como base los principios constitucionales de política exterior y sobre todo teniendo en cuenta la gran responsabilidad que representa la participación de México en la arena internacional.

El proyecto de resolución para expulsar a Irán de la CSW carece de una base legal y procedimental en relación con el funcionamiento de la Comisión. Destaca, además, que no contribuye a un diálogo constructivo para la promoción de los derechos humanos de las mujeres, adolescentes y niñas en ese país. La experiencia nos muestra que propuestas similares profundizan la polarización y provocan el aislamiento de la comunidad internacional del país expulsado, en lugar de procurar una relación y diálogo que permita la cooperación, pero especialmente el escrutinio internacional. La expulsión obstaculizará lo más importante, que es la rendición de cuentas ante el máximo foro del sistema de las Naciones Unidas en materia de género.

Habría que preguntarse ¿cuál es la utilidad de sacar a Irán de la CSW? Más allá del simbolismo de repudio, desde nuestra perspectiva, la comunidad internacional perdió la oportunidad de dialogar con la citada nación y demandarle el pleno respeto a los derechos de las mujeres y las niñas. Seguramente la corrección política de expulsar al país será aplaudida por muchos, excepto por las mujeres y las niñas iraníes, cuya situación no podrá ser ya conocida ni reclamada en ese foro. Más grave aún, con esta decisión se pone en riesgo la Misión Especial aprobada recientemente en el Consejo de Derechos Humanos, y donde a solicitud de México tendrá un énfasis en mujeres y niñas, la cual necesita invariablemente de la cooperación del gobierno para realizarse.

Las decisiones que toma nuestro país en política exterior deben ser responsables y no se determinan por el aplauso de la opinión pública o la crítica descontextualizada de algunos articulistas. Es contradictorio pensar que podemos tener una conversación con alguien que decidimos sacar de la mesa. A este paso, las organizaciones multilaterales se quedarán poco a poco sin miembros.

En este caso en particular, México atiende más que nunca a los principios de nuestra política exterior feminista, preocupándose no por la corrección política, sino de manera genuina por el interés superior de las niñas y las mujeres.

*Martha Delgado es Subsecretaria para Asuntos Multilaterales de la SRE y Cristopher Ballinas es Director general de Derechos Humanos y Democracia de la SRE.

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