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Los ídolos en tiempos de cancelación
La opinión pública, sobre todo la más joven, ya no tolera cualquier cosa. Nosotros crecimos escuchando que: “eso pasaba”, “así eran”, y justificábamos el acoso, las faltas de respeto en una condición incluso biológica, si el personaje en cuestión era además un hombre exitoso, señalarlo era todavía más complicado: no porque no se supiera, sino porque todo mundo aceptaba que así era, y nada iba a pasar.
La Secretaría de Cultura puso a disposición Bellas Artes para hacerle un homenaje a Vicente Fernández, Olga Sánchez Cordero aseguró en sus redes que sería homenajeado ahí. Su importancia en la música regional mexicana es indiscutible, pero los últimos años de su vida también estuvieron enmarcados en un desafortunadísimo comentario homofóbico y las imágenes de sus fans a quienes les tocaba el seno mientras se tomaban una foto con él.
¿Se puede/ se debe separar al artista de las partes menos agradables de su vida y/o comportamiento? ¿En dónde se fija esta línea? ¿Qué si se tolera y qué no?
Vicente Fernández era, y lo digo sin afán de justificar, un hombre de su época. El que nació, creció y llegó a la cumbre del éxito en momentos en los que nada de eso que hoy tumba las redes sociales, era ni siquiera cuestionado. Viene luego la generación de abajo a la que le tocó reaprender, y finalmente la más joven cuya sensibilidad a diversos temas le ha llevado a tener el mote de: generación de cristal. El señor era mano larga, y en su época eso era lamentablemente, lo normal.
Creo que así como los hechos de la historia no pueden ser juzgados con la mirada del presente, lo mismo debe pasar con las personas. Sí podemos y debemos ver por separado todo lo que somos, el o la artista, el o la profesionista, del ser humano. Si existe algún ídolo sin obscuridad, es solo quizá que no hemos observado suficiente.
Por mi parte, ya no brinco al ritmo de “Puto de Molotov”, pero seguiré disfrutando más de un tequila si me lo tomo mientras escucho “Volver, Volver” en voz de Vicente Fernández. Aun sin dejar de ver quién fue y recordar las lamentables imágenes de abrazos a sus seguidoras. Tendremos que encontrar un punto medio, en el que podamos esforzarnos por ver, si no el todo, lo más posible, sólo así entenderemos lo compleja que es nuestra existencia. Y recordar, que mucho de lo que hoy nos parece aceptable, incluso lo que a los más jóvenes parece aceptable, será también juzgado por quienes vienen después.