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Opinión

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Marcelo y El camino de México

La dinámica sobre los personajes que aspiran a la candidatura presidencial ha dado un giro. Marcelo Ebrard, el canciller y encargado de resolver los problemas más serios que enfrenta el gobierno, pone sobre la mesa, para fundamentar su aspiración, un libro que describe su trayectoria, la de uno de los políticos más influyentes en la vida democrática del país. El libro es, para ser escrito por un político, sorprendentemente ameno, narra su vida personal, sus intereses juveniles, sus lecturas y su participación, a una edad muy temprana en los grupos que impulsaron la democratización del país. Marcelo explica su responsabilidad, es decir rinde cuentas, de su papel como promotor de las primeras leyes medioambientales del país, de la reconstrucción de la capital después del sismo del 85, de su papel como diputado independiente en el tema del Fobaproa, del Partido del Centro Democrático, de su apoyo a AMLO para su candidatura presidencial y a la de la capital, de la reforma a la policía de la Ciudad, de la agenda progresista en favor de los matrimonios igualitarios y de la interrupción legal del embarazo, de la construcción del metro, de la políticas innovadoras de movilidad y espacio público, de la persecución política encabezada por Peña Nieto en su contra, así como de su rol como canciller encargado de las mayores responsabilidades públicas, como el negociar un nuevo tratado comercial con Estados Unidos, la compra de vacunas y la promoción de la inversión del país.

En el fondo, lo que presenta Marcelo como argumento para sostener su candidatura es su trayectoria, una que ofrece certeza con respeto a su capacidad de continuar y ajustar en lo necesario un proyecto de izquierda progresista en México. Se ofrece certeza de que los programas sociales van a continuar, porque se cuenta con la capacidad de mantener finanzas públicas sanas, suficientes para financiar el desarrollo. Certeza de que se mantendrá una relación con Estados Unidos respetuosa, estable y productiva, que sea provechosa para ambas naciones. Certeza de que se tiene la capacidad de aprovechar el bono económico que tiene este México para potenciar la tendencia de relocalización de las actividades industriales a Norteamérica, que pueden, si se gestionan de manera correcta, acelerar de manera muy importante la inversión, el crecimiento y el empleo en el país. Certeza, porque se han dado resultados en ese ámbito, de que se van poner en marcha políticas para alcanzar la igualdad de género, de que se pueden mejorar las instituciones de seguridad, de que se va avanzar en la agenda de los derechos, la del espacio público y la de movilidad. Certeza de que la agenda ambiental estará presente, porque ha sido desde la cancillería en dónde se han construido las condiciones para que se concreten las inversiones en electro-movilidad, como la reciente de Tesla. Certeza de que se van a aprovechar y potenciar proyectos como el nuevo aeropuerto, la refinería Olmeca y los trenes del Istmo y el Maya.

Al final del libro se comienza a delinear lo que será un proyecto de nación. Uno optimista, que parta de aprovechar nuestras ventajas, que genere prosperidad, pero que esta sea compartida, que incluya a todos. Aspirar a un país de clases medias, a partir de las políticas sociales, y otras como el incremento del salario mínimo, que llegaron con el arribo de la izquierda al poder, pero que se fortalezcan también con la formación en nuevas tecnologías, la innovación, la mayor inversión en infraestructura, la completa incorporación de las mujeres a la vida productiva, la reforma al sistema financiero para lograr la inclusión, la cobertura universal en salud, la transición energética y una amplia cobertura de conectividad de la nación. La buena noticia es que El Camino Para México, el libro autobiográfico de Marcelo Ebrard, mueve la discusión pública al terreno de las ideas, de los proyectos, y la aleja de la trivialidad de medir las aspiraciones en función de las porras en los actos públicos. La aleja también de las discusiones librescas, con respecto a hechos que ocurrieron hace más de 80 años. Se ponen entonces las cosas en su sitio, para que dirija al país en el que ofrezca la certeza de un futuro mejor.

Twitter: @vidallerenas

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Licenciado en Economía por el Instituto Tecnológico Autónomo de México (ITAM), cuenta con una Maestría en Política y Gestión Pública por la Universidad de Essex, Reino Unido y un Doctorado en Administración y Gerencia Pública por la Universidad de York

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