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Océanos azules en la base de la pirámide
Es momento de que las empresas contribuyan con negocios inclusivos para combatir la pobreza y desigualdad.
La pobreza es uno de los principales retos para el desarrollo sostenible por la complejidad que representa su carácter multidimensional; a pesar de que han existido avances importantes en diversas regiones del mundo, la desigualdad no ha logrado disminuir en la misma medida.
Desde la perspectiva empresarial, la solución propuesta por C.K. Prahalad (y respaldada también por Hart y Hammond) es el modelo de negocios en la base de la pirámide, que diversas multinacionales han explorado, generando productos y servicios enfocados en atender las necesidades de los millones de personas que se encuentran en una situación de pobreza.
Desde luego eso no es tarea sencilla, ya que implica todo un proceso de investigación, desarrollo aunado a innovación social y a amplios mecanismos de diálogo y vinculación con las comunidades beneficiadas, para cambiar los esquemas de diseño, producción, distribución y venta de este tipo de productos y servicios, para, de esta manera, romper el ciclo vicioso de la pobreza y ver a la población en la base de la pirámide como socios en este modelo de negocio inclusivo.
Sin embargo, muchas empresas basan su estrategia de sostenibilidad a largo plazo en un pilar meramente económico buscando continuamente ampliar su mercado o en mantener su diferenciación con respecto a su competencia, pero con el tiempo y el surgimiento de más participantes, las posibilidades de crecimiento o de diferenciación se vuelven cada vez más limitadas, generando lo que en el 2005 Kim y Mauborgne definieron como un océano rojo, teñido por una competencia sangrienta.
Por el contrario, la empresa que logre salir de estos escenarios y descubra un océano azul será aquella que redefina su mercado y se reinvente a través de la innovación, lo que le permite encontrar oportunidades de crecimiento rentable y sostenido a largo plazo en aguas tranquilas.
Es por ello que los mercados en la base de la pirámide también podrían considerarse como océanos azules, para aquellas empresas que logren entender que los negocios inclusivos pueden llegar a ser parte de esa estrategia de sostenibilidad, no sólo en términos económicos, sino también con un enorme potencial social y, en algunos casos, ambiental, generando situaciones donde todos los participantes ganan.
A un año de haberse lanzado la nueva Agenda 2030 para el desarrollo sostenible, es momento de que las empresas adopten este tipo de enfoques, asumiendo la responsabilidad social y ambiental que comparten con los sectores público y de la sociedad civil, contribuyendo con negocios inclusivos al combate de la pobreza y la desigualdad.
*Director del Centro IDEARSE para la Responsabilidad y Sustentabilidad de la Empresa de la Universidad Anáhuac.
Twitter: @J_ReyesIturbide