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Reforma fiscal, asignatura pendiente
México tiene una asignatura pendiente desde hace muchos años: realizar una reforma fiscal de fondo.
Aunque es pública y conocida esa tarea no realizada, los gobiernos mexicanos, incluido el actual, han preferido “patear el bote hacia adelante”.
En México, la transición democrática ha permitido que gobiernen las fuerzas de los tres más importantes partidos políticos: PRI, PAN y Morena.
En todos los casos, los Presidentes de México, han preferido aplicar parches recaudatorios o de plano, como el gobierno en ejercicio, le han apostado a una política fiscalizadora.
Al final, ninguno le dio prioridad al tema fundamental que en algún momento se tendrá que resolver: una reforma fiscal que no sólo permita tener una fuente permanente más amplia de ingresos, sino que haga realidad una mejor distribución de la riqueza.
El Servicio de Administración Tributaria (SAT), encabezado por Raquel Buenrostro, ha dado resultados extraordinarios por los niveles de recaudación que ha logrado y porque ha “metido en cintura” a los grandes contribuyentes.Sin embargo, el gobierno lopezobradorista, también ha evitado proponer una reforma fiscal de fondo.
A pesar de que una reforma fiscal de fondo, implicaría un ejercicio de justicia social a través de la redistribución de la riqueza, el gobierno que proclama “primero los pobres”, no se ha embarcado en esa aventura.
No obstante que la intensa fiscalización que ejecuta el SAT, ha permitido aumentar los ingresos –en plena pandemia y exactamente en el año de la recesión económica–, lo cierto es que a fin de cuentas no es una reforma fiscal.
Buenrostro predijo que de cumplir sus metas recaudatorias, lograría aumentar los ingresos, sin una reforma fiscal de por medio.
Y lo está logrando. Pero tal aumento, no necesariamente implica que no se requiere una reforma fiscal a fondo.
Ahora, el movimiento global que trabaja para combatir la desigualdad y abatir la pobreza en el mundo, pone de nuevo el dedo en la llaga.
Oxfam en su más reciente trabajo de investigación, concluye que México necesita una reforma fiscal de fondo.
México es un Estado "insuficiente en términos fiscales", advierte.Los ingresos por impuestos equivalen al 13% del PIB. Son insuficientes para hacer frente a la demanda de servicios de salud y atender los problemas socioeconómicos.
No es solo una frase contundente. Es un diagnóstico crudo: México requiere una reforma fiscal de fondo que limite los privilegios fiscales de los grandes contribuyentes, mejore la recaudación de impuestos como el predial, y grave el patrimonio y la riqueza.
En su documento titulado Reforma Fiscal, Punto de Partida hacia la Igualdad Pospandemia en México, advierte que México está por debajo de otros países del mismo nivel de ingresos.
En 2019, Brasil, Argentina y Sudáfrica recaudaron 33.1%, 28.7% y 26.2% de su PIB, respectivamente.
México recauda sólo el equivalente al 13% de su Producto Interno Bruto y mantiene al 43.9% de la población en pobreza.
Oxfam subraya que el Estado no podrá combatir la desigualdad y la pobreza de millones de personas mientras el sistema tributario permita que quienes más tienen, paguen menos y en tanto tenga un margen fiscal reducido para hacer política pública.
La doctora Mónica Unda, profesora e investigadora plantea: ¿Por qué el primer gobierno que se dice de izquierda en más de tres décadas no busca un cambio transformacional en el terreno tributario?
Ofrece dos hipótesis: 1.- El poder estructural de la élite es ahora extremadamente fuerte, tanto que, aunque se quiera y se entienda la necesidad de una reforma tributaria implica un reto titánico para cualquier gobierno y 2.- No existe la claridad, y quizás ni la capacidad por parte del ejecutivo para fraguar un acuerdo o pacto tributario que convenza a la élite de la conveniencia de pagar más en impuestos.
Sin duda Oxfam tiene razón. El gobierno lopezobradorista ya comenzó la segunda mitad de su sexenio y aunque el Presidente de la República mantiene un elevado nivel de popularidad parece cuesta arriba que proponga una reforma fiscal a fondo. Pero no hay nada escrito en piedra. Todo puede cambiar. Veremos.