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Reforma social, asignatura pendiente
Algo que debería preocupar a todos es que de acuerdo a diversos estudios y encuestas somos uno de los países de latinoamérica en donde la gente valora y está menos satisfecha con la democracia.
Aun cuando la cifras varían de encuesta a encuesta, la mayoría de ellas coinciden en que sólo para la mitad de la gente la democracia es preferible a cualquier otra forma de gobierno y a la otra mitad les da lo mismo un régimen democrático que uno no democrático y algo aún más preocupante, 75% de la gente no esta satisfecha con la democracia y en general no tiene confianza en las instituciones.
No hay duda que en los últimos 30 años ha habido una profunda transformación política y que a pesar de su defectos y amenazas de retrocesos el país vive un sistema democrático con gran competencia electoral, sin embargo, este avance demostró no se ha reflejado en mejores condiciones de vida para la mayoría de la población.
La reforma política que promovió una mayor participación ciudadana en la vida política, no trajo como consecuencia una reforma social que mejorase las condiciones de vida de la gente y redujera la pobreza.
La agenda nacional ha estado monopolizada casi en su totalidad por las reformas políticas y económicas y poca atención se ha dado a mejorar la educación, la salud, la vivienda y servicios públicos, el trasporte y el medio ambiente. Los partidos se han preocupado fundamentalmente de los temas electorales y se han olvidado de las necesidades de la gente y de llevar a cabo una profunda reforma social.
Esta ausencia de compromisos sociales de los partidos y candidatos abrió las puertas a López Obrador para ganar la Presidencia. Todo su discurso se centró en el lema de “primero los pobres” y en el combate a la corrupción como el medio para acabar con la pobreza. Si bien durante este gobierno se han ampliado los programas de apoyo a la gente, no se ha llevado a cabo una verdadera reforma social y el presidente ha preferido invertir en sus grandes obras que en educación y salud.
Tenemos como país una asignatura pendiente: llevar a cabo una reforma social que garantice igualdad de acceso a todos los mexicanos a educación, salud, seguridad social y personal, justicia, vivienda, servicios y transporte público de calidad y un compromiso con la preservación del medio ambiente.
Mientras no hagamos una profunda reforma social nuestra democracia no estará consolidada y corremos el peligro de seguir siendo víctimas de gobiernos populistas.