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Un reto común en América Latina
En estos días se lleva a cabo en Cancún la reunión de la Asociación Latinoamericana de Transporte Aéreo (ALTA, el grupo regional de IATA), que agrupa a las aerolíneas más importantes de la zona, las cuales están analizando el entorno en el que se mueven las empresas y cuáles son los principales retos que deben enfrentar para crecer de una manera sana.
Durante cuatro días, los expertos de las diversas aerolíneas agrupadas en ALTA analizan conceptos como big data y mantenimiento predictivo, así como los acuerdos de la IATA con CFM (la empresa francesa diseñadora y constructora de turbinas) en relación con los servicios de mantenimiento y la competencia a nivel global.
Uno de los puntos más importantes que fueron abordados por el actual director ejecutivo de ALTA, Luis Felipe Oliveira, se relaciona con la necesidad de que las aerolíneas de la región cuenten con la infraestructura indispensable para cumplir con eficacia su labor y para tener capacidad de crecer y expandirse. Si hacemos algo de memoria, hasta hace unos 15 años la conectividad en la región era muy pobre. Para ir de una capital a otra de los países latinoamericanos, era necesario volar a Miami, ciudad que se convirtió en el gran hub regional, pero que, desde luego, no sólo estaba en un país ajeno, sino que utilizar ese punto concentrador y distribuidor de aeronaves implicaba una desviación de muchos kilómetros hacia el norte. Fue precisamente a raíz de los ataques del 11 de septiembre en las torres gemelas de NY —que hizo sumamente complicado el traslado y conexiones desde Florida—, que las aerolíneas comenzaron a buscar nuevas alternativas. Ello coincidió con el impulso al transporte aéreo en toda la región, que ha permitido que el tráfico crezca a tasas promedio de 5% anual, en tanto que se han multiplicado las opciones de aerolíneas, rutas y frecuencias.
No sólo se han fortalecido las aerolíneas “bandera” en cada país, sino que han nacido muchas nuevas empresas, en particular las low-cost, que le han dado nueva vida al sector. El número de aeronaves nuevas vendidas en los diversos países de la región supera 700, y se espera que en los siguientes 20 años se vendan otras 900.
Esto impone nuevos desafíos, ya que se requiere tener una infraestructura de aeropuertos, sistemas de tránsito aéreo, centros de mantenimiento, adiestramiento y personal capacitado equivalente a lo que ha sucedido en estos años. De ahí que la reunión de Cancún se torne muy importante en estos momentos, ya que muchos países están haciendo inversiones e, incluso, modificando las reglas del juego internas del transporte aéreo. Por una parte, Panamá estrena su T2 aeroportuaria, a la que apuesta para que se convierta en el gran hub regional, tal como lo han logrado con el canal. Brasil, por su parte, está haciendo cambios de enorme calado al abrir por completo la inversión extranjera en aerolíneas, lo cual implica un paso muy arriesgado. A ello se suma la nueva estrategia de Boeing con Embraer, por lo cual esta última pasará a llamarse Boeing Brasil.
En el reporte del primer trimestre del 2019, la región mostró una enorme fortaleza, pues el tráfico doméstico creció 6.1%, el extrarregional 3.3% y el intrarregional 1%, mientras que el resto de las regiones del mundo experimentó una baja. Oliveira fue muy enfático al llamar a la industria y a los gobiernos de la región a pensar en una estrategia que permita armonizar el impulso con lo que se logre en el futuro, por ejemplo, en materia de regulaciones, ya que cada país tiene una estructura diferente, lo cual impide que como bloque se consolide la conectividad y el crecimiento de los servicios que permitan economías de escala. Un gran reto que la región deberá analizar y enfrentar de forma conjunta.
Lo oí en 123.45: ¿Y Mexicana para cuándo?
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