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Opinión

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La Cultura de la Paz, Celebraciones Decembrinas I, Las Posadas

“Conocer las cosas que lo hacen a uno desgraciado, ya es una especie de felicidad.” François de La Rochefoucauld

Diciembre se caracteriza por un ambiente festivo y de celebración en prácticamente todo el mundo occidental, México no es la excepción. Se organizan desayunos, comidas, brindis, fiestas, posadas y en muchos casos cena de Navidad, también se celebra el Hanukkah en la comunidad judía.

Tradicionalmente es ocasión para que las familias, amigos y compañeros de trabajo se reúnan, intercambien buenos deseos y quizás algunos obsequios. El ambiente, por lo general, es propicio para convivir en armonía y en concordia. Aunque no es raro que también se presenten conflictos en esos eventos, no todo es miel sobre hojuelas.

En México se acostumbran las pastorelas -obras teatrales en las que se representa el nacimiento de Jesús- a las que a veces se añaden toques cómicos y de actualidad política o social.

A partir del 16 y hasta el 24 de diciembre se celebran las tradicionales posadas. Festividades populares con simbolismo católico que también se realizan en Honduras, Guatemala, El Salvador, Costa Rica, Nicaragua y Panamá.

Su propósito original es recordar el peregrinaje de María y José desde su salida de Nazaret hasta Belén, donde buscaron un lugar para alojarse y esperar el nacimiento del niño Jesús.

Con el objetivo de facilitar la evangelización de los pueblos indígenas, los misioneros en la Nueva España adaptaron las festividades de Panquetzaliztli, celebradas del 6 al 26 de diciembre, para conmemorar el nacimiento de Jesús. Así nacieron las posadas, que inicialmente se realizaban de manera solemne en los templos. Sin embargo, a lo largo del tiempo, esta tradición evolucionó y se popularizó entre la población, trascendiendo los muros eclesiásticos. La música religiosa fue gradualmente sustituida por villancicos y cantos populares, dando lugar a las festividades que conocemos hoy en día, donde se fusionan elementos prehispánicos y cristianos.

La comunidad se reúne y se divide en dos grupos: los peregrinos, compuestos por niños, jóvenes y adultos, quienes portando velitas encendidas simulan la búsqueda de posada de José y María. Acompañados por figuras representativas -José, María, un ángel y un burro-, los peregrinos entonan letanías y villancicos mientras recorren el camino. Al llegar a la puerta donde se pedirá posada, los que esperan adentro cantan para negar el ingreso, creando un ambiente festivo. Al descubrir la verdadera identidad de los visitantes, abren las puertas con un alegre ¡Entren, santos peregrinos! y posteriormente celebran con la tradicional ruptura de la piñata.

Las piñatas, una tradición arraigada en México, son el resultado de un rico sincretismo cultural. Sus orígenes se remontan a las civilizaciones prehispánicas, donde los pueblos indígenas utilizaban recipientes de barro o cerámica con formas simbólicas para ofrendar a sus dioses y celebrar eventos importantes. Estas piezas, llenas de semillas o pequeños objetos, representaban la fertilidad y la abundancia.

En su adaptación para las posadas, según el simbolismo católico adoptado en la Nueva España, la piñata tiene la forma de una estrella de siete picos, cada pico representa un pecado capital y con sus vivos colores y oropeles seduce al alma inocente para llevarla al pecado. Fue utilizada para mostrar lo que era la tentación.

En toda posada la piñata es un elemento indispensable. Se rellena de dulces y fruta, una vez lista se cuelga y cada participante, con los ojos vendados, pasa a golpearla con un palo de madera. Quien pega a la piñata representa al creyente para luchar contra las tentaciones y quien la rompe es quien ha vencido al pecado y recupera el don sobrenatural de la gracia y recibe, representados por frutas y dulces los dones divinos para alcanzar la salvación. La fiesta se ameniza con ponche y se ofrecen buñuelos y tamales, a su término se obsequian aguinaldos que son pequeñas bolsas, con dulces, fruta y colación.

Cada uno de los nueve días de posada tiene un distinto significado: humildad, fortaleza, desapego, caridad, confianza, justicia, pureza, alegría y generosidad. En la actualidad se le denomina posada a cualquier fiesta no religiosa celebrada entre el 16 y 24 de diciembre. También se organizan preposadas.

Esta temporada de fin de año es propicia valorar la maravilla y milagro de la vida, la convivencia armónica, el amor, la amistad, el equilibrio, la naturaleza y la bondad que frecuentemente parecen ser rebasados y aún olvidados debido a lo mundano y muchas veces frívolo de la vida cotidiana y los retos de cada día.

Tristemente, aún en esta época del año, es la abrumadora y creciente violencia, en todas sus expresiones, lo que más afecta en todos los espacios de interacción social. La encontramos en la familia, en la escuela, en el trabajo y en la comunidad por mencionar los ámbitos más importantes.

Consideremos la importancia de la generosidad y de la compasión. Al adentrarnos en el corazón de estas virtudes descubrimos un tesoro invaluable: el amor y la ternura. La bondad es un camino hacia el bienestar común, un poder transformador que nos conecta con nosotros mismos y nos impulsa a cuidar de los demás. Este poder se manifiesta en cada interacción humana, desde los actos más simples de solidaridad y servicio hasta las expresiones más profundas de compasión, especialmente dentro del ámbito familiar. La bondad es como una semilla que, sembrada en el corazón de cada individuo, puede florecer y transformar el mundo.

La bondad genuina es inseparable de la honestidad. No es un acto ocasional o estratégico, sino una disposición constante a actuar con integridad. La bondad auténtica no discrimina ni manipula, sino que se manifiesta como un principio rector en todas las interacciones humanas.

En estos tiempos difíciles, es fundamental que cada uno de nosotros asuma su responsabilidad y contribuya a crear un ambiente de paz y armonía. Reflexionemos sobre nuestras acciones y busquemos formas de promover la empatía y el respeto. Hagamos de estas festividades un momento para sanar y renovar nuestro compromiso con un mundo más justo y equitativo.

*Abogado, negociador y mediador

X@Phmergoldd

mediador.negociador@gmail.com

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