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Opinión

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Desinstitucionalizar empobrece

El Nobel en Economía 2024 fue otorgado a los profesores Acemoglu, Robinson y Johnson (ARJ) por “sus estudios acerca de cómo se forman las instituciones y cómo estas afectan a la prosperidad”. El llamado para la 4T no pudo haber sido más oportuno. 

Como en todos los premios, siempre habrá controversias: “ni están todos los que deberían de estar, ni todos los que están deberían incluirse”. El momento político para designar el premio también es importante para mandar un determinado mensaje. Esto ha excluido a varias mentes brillantes de recibir el Nobel, por ejemplo, Bhagwati, quien tiene grandes contribuciones sobre el comercio internacional o Robert Barro como impulsor de teorías macroeconómicas que sí han sido reconocidas en Lucas, Phelps y Sargent.

Los trabajos de ARJ han reducido la brecha para estudiar los nexos entre la ciencia política y la economía. Los ganadores son muy prolíficos en varios campos. Pero, por la relevancia para México, destacaré su teoría de las instituciones, que justo es señalar que ya en 1993 se le otorgó el Nobel a Douglass North, pionero en esa rama.

¿Qué son las instituciones? Son arreglos legales como los derechos de propiedad, el Estado de derecho, los sistemas políticos como la democracia, un banco central autónomo, arreglos fiscales claros y transparentes, organizaciones independientes reguladoras de actividades económicas, etcétera.

Su teoría señala que el desarrollo económico es principalmente causado por tener las instituciones correctas y que sean respetadas. ARJ creen que si las instituciones son inclusivas, es decir, “que permitan y promuevan la participación de las grandes masas en actividades económicas que hacen el mejor uso de sus talentos y habilidades, y permitan que los individuos tomen las decisiones que deseen, entonces, un país prosperará” (cita de Acemoglu y Robinson, libro 2001). Hay que agregar que esas instituciones adecuadas incentivarán la innovación y el emprendimiento en todas sus acepciones y a su vez promoverán el desarrollo. Su metodología de medición utiliza datos históricos junto con un marco de identificación causal.

Para enfatizar su análisis, los autores utilizan como ejemplo a las dos Nogales (Sonora y Arizona). Esencialmente se trata de una misma ciudad que comparte la misma geografía, clima, cultura, bilingualidad. No obstante, el modo de vida y prosperidad son distintos. La diferencia radica en que en el lado estadounidense existen garantías plasmadas en instituciones: los derechos de propiedad, honradez cívica, respeto a las leyes, y en caso de incumplimiento, sanciones sin discrecionalidad y voz ciudadana mediante una efectiva representación. La credibilidad en esas instituciones también explica el repentino cambio de actitud cuando un mexicano cruza la frontera: respeta las leyes, no se pasa un semáforo en rojo, se forma sin saltarse una fila, etcétera.

Cuando el mensaje es institucionalizar para progresar y generar prosperidad, la 4T en México ha optado por desinstitucionalizar. Las consecuencias serán la caída del país en un abismo de mediocridad, improductividad y de inhibición a la creatividad, el crecimiento económico y la libertad.

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Economista egresado del ITAM. Cuenta con Maestría y estudios de doctorado en teoría y política monetaria, y finanzas y comercio internacionales. Columnista de El Economista. Ha sido asesor de la Junta de Gobierno del Banxico, Director de Vinculación Institucional, Director de Relaciones Externas y Coordinador de la Oficina del Gobernador, Gerente de Relaciones Externas, Gerente de Análisis Macrofinanciero, Subgerente de Análisis Macroeconómico, Subgerente de Economía Internacional y Analista.

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