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La historia del aguinaldo en México (Parte 2 de 2)
En la columna anterior hablamos sobre los orígenes del aguinaldo en el mundo. Hoy vamos a explorar cómo surgió esta tradición en México hasta convertirse en una obligación legal de las empresas hacia sus trabajadores.
La tradición del aguinaldo en México tiene raíces que se remontan hasta la época prehispánica. Se sabe, por ejemplo, que en algunas sociedades como la Mexica, existían prácticas de recompensa para los guerreros y otras personas que contribuían a la comunidad, durante festivales y ceremonias.
Con la llegada de los colonizadores españoles, algunas de estas prácticas se transformaron. Durante el periodo virreinal, los españoles trajeron consigo la práctica de otorgar regalos y recompensas a los trabajadores y sirvientes, especialmente durante las festividades navideñas. Esta costumbre se integró a las celebraciones locales, donde se reconocía el esfuerzo de los trabajadores en el contexto de la agricultura y la ganadería.
A medida que la sociedad mexicana fue evolucionando, el aguinaldo se convirtió en una práctica común entre los empleadores, quienes ofrecían un pago adicional a sus empleados como muestra de gratitud y reconocimiento por su labor. Sin embargo, esta práctica no estaba formalizada y dependía de la buena voluntad de los patrones.
La Revolución Mexicana marcó un cambio significativo en la historia laboral de nuestro país. Durante este periodo, surgieron movimientos obreros que demandaban mejores condiciones de trabajo, salarios justos y prestaciones que protegieran a los trabajadores. La lucha de los obreros y campesinos por sus derechos fue fundamental para la transformación de la legislación laboral en nuestro país.
La Constitución de 1917 fue un hito en este proceso, ya que en su Artículo 123 se establecieron derechos fundamentales para los trabajadores, incluyendo la jornada laboral y el derecho a la huelga. Aunque el aguinaldo no se mencionó explícitamente en ella, la inclusión de los derechos laborales sentó las bases para su eventual reconocimiento como una obligación.
Sin embargo, no fue sino hasta 1970 que el aguinaldo se convirtió en un derecho para los trabajadores y en una obligación para los patrones. Ley Federal del Trabajo estableció que todos los trabajadores tienen derecho a recibir un aguinaldo equivalente al menos a 15 días de salario, que debe pagarse antes del 20 de diciembre de cada año. Esto significó un reconocimiento formal de la importancia del aguinaldo como una forma de compensación que ayuda a los trabajadores a enfrentar los gastos adicionales que suelen surgir durante la temporada navideña. Pero además, fomentó un sentido de justicia social y equidad en el ámbito laboral.
De esta manera, el aguinaldo se ha convertido en una parte integral de la cultura laboral en México. Para muchos trabajadores, este pago adicional representa una parte crucial de sus ingresos anuales: es un recurso vital. Además, también tiene un efecto positivo en la economía local, ya que impulsa el consumo en diversas industrias (lo cual ha sido incentivado por eventos como “El Buen Fin”).
La entrega del aguinaldo también se ha asociado con diversas tradiciones navideñas en el país, como las posadas, donde se celebran reuniones familiares y comunitarias. Durante estas festividades, el aguinaldo se convierte en un apoyo económico que permite a las familias disfrutar de las celebraciones, comprar regalos y compartir con sus seres queridos.
De esta manera, el aguinaldo está profundamente arraigado en la cultura mexicana. Muchas personas lo esperan con ansias e incluso lo gastan antes de recibirlo. Es tan importante que muchos trabajadores gubernamentales, así como algunos de empresas privadas, reciben un monto mayor al que establece la Ley.
Ahora bien, a pesar de ello, también hay que decir que sigue habiendo empleadores que intentan evadir esa obligación. Todos sabemos que muchos negocios pagan salarios base muy pequeños y el resto se maneja como comisiones, o de plano, como un pago “por fuera” de la nómina oficial. Otras lo hacen mediante contratos eventuales o por honorarios. Esto ha llevado a un aumento de vigilancia y regulación por parte de las autoridades, aunque lamentablemente, las prácticas irregulares en muchos casos persisten. Además, muchos trabajadores en la economía informal no lo reciben. Eso perpetúa la desigualdad y precariedad laboral.
Ahora bien, el mundo ha evolucionado mucho en los últimos años y con ello han cambiado las prácticas laborales. Hoy es común el trabajo remoto o bien el empleo a través de plataformas digitales que, aunque operan en México, no están establecidas en el país. Todo esto complica la aplicación de la ley y plantea preguntas sobre la equidad y la protección de los derechos.