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Opinión

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La paradoja de la mortalidad evitable

"Un sistema de salud que falla a los pobres, falla a toda la sociedad" Paul Farmer

En pasado 24 marzo de 2025, JAMA Internal Medicine publicó un estudio revelador: la mortalidad evitable aumentó en todos los estados de EE.UU. entre 2009 y 2019, mientras disminuyó en 40 países de la OCDE -Organización para la Cooperación y Desarrollo Economico- y la Unión Europea.

El estudio, liderado por investigadores de la Universidad de Brown y la Escuela de Salud Pública Harvard T.H. Chan, se adentra en un concepto crucial: la mortalidad evitable. ¿Qué significa esto? Se refiere a aquellas muertes que, en personas menores de 75 años, podrían haberse prevenido mediante intervenciones de salud pública efectivas o tratamientos médicos oportunos y de calidad. Es decir, muertes que no deberían ocurrir, vidas truncadas innecesariamente por fallas en el sistema, por omisiones, por la falta de acceso o por políticas erróneas.

Este análisis, no solo expone una crisis estadounidense, sino que refleja un espejo incómodo para México. Bajo la llamada Cuarta Transformación, nuestro país enfrenta desafíos similares, aunque con un agravante: la negación sistemática de fallas estructurales en el sistema de salud, a pesar de discursos que prometían revolucionarlo.

El documento de JAMA aborda tres vectores científicos que desnudan la realidad. El primero las tendencias prepandémicas (2009-2019) donde Estados Unidos -EE.UU.- registró un aumento mediano de 29 muertes evitables por cada 100,000 habitantes, impulsado por causas externas (como accidentes de tráfico, homicidios, suicidios y muertes relacionadas con drogas y alcohol) y enfermedades circulatorias. En contraste, países como Lituania y Corea del Sur redujeron sus tasas hasta en 28.4 puntos.

Segundo, el impacto de la COVID-19 (2019-2021) donde la pandemia exacerbó las desigualdades. Los estados y países con peores indicadores prepandémicos sufrieron mayores aumentos (ρ=0.86), revelando que los sistemas frágiles colapsan ante crisis. El tercer vector muestra el gasto en salud versus los resultados obtenidos, mostrado que mientras en otros países cada dólar en salud se traduce en mejoras (ρ=-0.7), en EE.UU. no hubo correlación significativa (ρ=-0.12). ¿La razón? Sistemas fragmentados y precios elevados sin mejor calidad.

Veamos ahora en espejo lo ocurrido en México, dado que el estudio da evidencias de las diferencias entre el discurso y los datos. La autodenominada Cuarta Transformación prometió en 2018 un sistema de salud "como el de Dinamarca o Canadá", pero seis años después ha existido desabasto de medicamentos crónico hasta el día de hoy; los hospitales reportan falta de medicamentos para cáncer, VIH y enfermedades crónicas, afectando principalmente a los más pobres.

Recortes presupuestales, para este años se redujo 34% el gasto en población sin seguridad social, mientras el organismo público desentralizado IMSS-Bienestar —pilar de la universalización según el Plan Nacional de Desarrollo en estudio y dictaminación en la Cámara de Diputados— recibe aumentos insuficientes que no compensan la caída en la Secretaría de Salud.

Por último la paradoja fiscal, pues si bien el Plan Nacional de Desarrollo 2025-2030 habla de "Derecho a la salud", el presupuesto en salud 2025 cayó a 2.5% del PIB, lejos del 6% recomendado por la OMS.

El estudio de JAMA ofrece un marco para entender estos fracasos. Al igual que en EE.UU., México tiene un problema sistémico: gastar más no garantiza mejor salud si no hay eficiencia. Entre 2013 y 2025, el gasto per cápita en población no asegurada creció 88%, pero sigue siendo la mitad del destinado a derechohabientes del IMSS. La fragmentación entre subsistemas (IMSS, IMSS-Bienestar, ISSSTE y Salud) replica la inequidad estadounidense.

El documento de JAMA señala que la mortalidad prevenible —ligada a determinantes sociales— fue clave en el retroceso de EE.UU. México, quien no ha aprendido la lección, repite este guión: Obesidad y diabetes: 12.4 millones de mexicanos viven con diabetes, y las ENT representan 80% de las muertes. Pese a ello, el presupuesto programas como el etiquetado frontal enfrentan resistencia política y falta de continuidad.

Vacunación en picada, entre otras, la cobertura de triple viral cayó al 70% en 2022, reviviendo brotes de sarampión en estados clave como Chihuahua y Oaxaca, un retroceso inadmisible tras décadas de avances. Salud mental ignorada con el presupuesto para este rubro en reducción continuada en los últimos años, mientras las adicciones —especialmente al fentanilo— escalan como crisis nacional.

El estudio también destaca que los sistemas resilientes invierten en atención primaria. México intentó esto con la reforma a INSABI primero y luego al IMSS-Bienestar, pero sin presupuesto adecuado, la red de primer contacto sigue siendo la más débil. Ejemplo claro: solo 20,000 "médicos" serán contratados para atención domiciliaria de adultos mayores, cifra risoria para 12 millones de beneficiarios.

El gobierno federal carga con el costo de la negación. Insiste en que "la salud ya no es mercancía", pero los hechos públicos a través de las redes sociales y reportes periodísticos muestran lo contrario, con los institutos y hospitales nacionales en crisis como el Instituto Nacional de Cancerología que sufririó un recorte de 337 millones de pesos en 2025 y puede aumentar. La innovación de estancada a reversa, donde las frases de plan de "potencia científica" prometido en el PND 2025-2030 contrasta con recortes al Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición Salvador Zubirán (300 millones al menos). La medicina preventiva abandonada, donde Programas idfeológicos multimillonarios como Sembrando Vida —con 1,400 millones de árboles plantados— no se traducen en acciones concretas contra contaminación o enfermedades respiratorias.

Aquí, el paralelismo con EE.UU. es claro: ambos países priorizan el gasto curativo sobre el preventivo, ignorando que el 71% del aumento de muertes evitables en EE.UU. se debió a sobredosis, un problema que México replica con 35,000 casos de dengue en 2023 con tendencia a la alza y 20,000 muertes anuales por diabetes.

El estudio de JAMA concluye con una advertencia: sin abordar factores sociales amplios (educación, desigualdad, políticas públicas intersectoriales), ningún sistema de salud mejorará. México tiene la oportunidad de evitar el destino estadounidense si revierte los recortes a la salud pública, usando impuestos a tabaco y alcohol (generarían 47,800 mdp adicionales); se integra un sistema único de salud, pero con financiamiento real y estándares universales, no como el IMSS-Bienestar; y se prioriza la prevención, vinculando programas agrícolas con seguridad alimentaria, o becas estudiantiles condicionadas con educación en salud.

La mortalidad evitable es un termómetro de justicia social. Que EE.UU. —país que gasta 18% de su PIB en salud— fracase en reducirla, debería ser una lección para México: no basta con invertir; hay que hacerlo con inteligencia, transparencia y voluntad política. Hoy, mientras el gobierno celebra "avances" en foros, los datos muestran otra realidad: más recortes, más desabasto, más desigualdad. La pregunta es: ¿aprenderemos de los errores ajenos, o repetiremos su tragedia en nombre de la transformación?

*El autor (www.ectorjaime.mx) es médico especialista en cirugía general, certificado en salud pública, doctorado en ciencias de la salud y en administración pública. Es Legislador y defensor de la salud pública de México, diputado reelecto del grupo parlamentario del PAN en la LXVI Legislatura.

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Éctor Jaime Ramírez Barba es médico cirujano, especializado en salud pública, doctorado en ciencias de la salud y en administración pública, y es diputado reelecto del grupo parlamentario del PAN en la LXV Legislatura.

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