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¿Política aeroespacial?

OpiniónEl Economista

La industria aeroespacial mexicana ha ido avanzando a lo largo de los años y ha crecido de manera “orgánica” para convertirse en uno de los sectores punta para el futuro de la economía. Claro, siempre y cuando entendamos dónde estamos y cuáles son nuestras opciones, porque hay mucho qué hacer para seguir avanzando y en especial, para no quedar rezagados.

Es indispensable entender que esta es una industria global y que hay muchos jugadores en el espectro. La industria que hoy podemos presumir y que tiene clústeres en varios estados del país, se ha ido construyendo con mucha paciencia a lo largo de más de 50 años.

El primer estado fue Baja California norte y aunque el más conocido por su clúster es Querétaro, hay muchos más que juegan, como Chihuahua, Coahuila, Nuevo León, Guanajuato, Yucatán, Sonora, Aguascalientes, entre otros.

El boom real vino hace unos 25 años. Uno de los grandes impulsores de la industria fue un ex director de Aeronáutica Civil, el ingeniero Juan Antonio Bargés, quien se dio cuenta del enorme potencial pero no pudo empujar al sector hasta que llegó al Instituto Nacional de Competitividad (IMCO).

Después vino la fundación de la Federación Mexicana de la Industria Aeroespacial, hoy presidida por Carlos Robles y dirigida por Luis Lizcano, que desde el sector privado ha enfrentado los retos de la industria y trabaja con mucha visión en hacer crecer el sector.

Cuando se dieron cuenta de la falta de talento capacitado, hará más de 15 años, entre todos apoyaron para que la academia pudiera tener suficientes técnicos e ingenieros especializados, que ahora se forman en instituciones como la Universidad Aeronáutica de Querétaro o la Universidad de Nuevo León, sin olvidar al Politécnico Nacional que ya tenía la especialidad desde hace décadas, al punto que hoy se disputan a sus egresados fuera de México.

Después se dieron cuenta como sector de la necesidad de hacer crecer las cadenas productivas para tener profundidad en la proveeduría y han estado trabajando como grupo en hacer crecer este segmento, con excelentes resultados, pero el camino no es fácil.

Sin duda que en el futuro habrá más retos y en esta ecuación no sabemos el papel que jugará el Estado pues muchas veces estorba más que ayudar y ahí está el caso del avión Halcón 2 de Horizontech, un biplaza hecho 100% en México y que sigue sufriendo la burocracia de la AFAC a pesar de tener inversionistas y compradores listos.

Por eso importa lo que dijo el doctor Gustavo Cabrera Rodríguez, quien encabeza la recién creada dirección general de la Industria Aeroespacial de la Secretaría de Economía, en el sentido de que a dicha dependencia le interesa apoyar al sector privado en esta misión, como “garante, facilitador e impulsor en los diversos niveles de gobierno, para que las empresas no vayan solas y ayudarlas a tener mejores modelos de negocio”.

La intención se ve muy buena. No sabemos si será posible para esta secretaría tomar un liderazgo que, hasta la fecha, ha ejercido exitosamente la propia industria. Lo cierto es que no ha sido fácil. Esta industria es muy noble pero las barreras de entrada son fuertes y el mundo global muy celoso de la eficiencia y la efectividad. Ya lo veremos.

raviles0829@gmail.com

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