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¿Primeras acciones para distanciarse de China?
Podría no ser la intención, pero ¿cómo vería el próximo gobierno de Estados Unidos que de la mano del Paquete Económico para el 2025 se incluya una Miscelánea Fiscal que proponga la imposición de aranceles a la importación hormiga de productos chinos?
En México, los que siempre critican ese tipo de medidas son hoy gobierno, así que hasta los más radicales recibirán la instrucción de no quejarse y la oposición es hoy meramente anecdótica, así que internamente se vería bien.
Y conociendo a Donald Trump, y lo inevitable que resulta que un populista mande señales estridentes a su clientela, seguro que lo vendería como uno de sus primeros triunfos en su relación con México.
Como sea, la posibilidad ahí está, porque, más allá de lo que pudiera cacarear el próximo presidente estadounidense, México sí tiene un problema de comercio desleal con China a través de micro importaciones libres de todo pago.
El gobierno de López Obrador se hizo de la vista gorda porque aparentaba beneficiar a los consumidores.
A través de plataformas digitales se pueden importar una amplia serie de fracciones arancelarias sin pago de impuestos, este mecanismo también alimenta los canales informales de distribución.
En el caso de la industria automotriz, el gobierno de Canadá le dio la bienvenida a la reelección de Trump con el anuncio de que también ellos impondrían aranceles a los autos de procedencia china.
Pero en México han encontrado un mercado ávido de vehículos baratos, independientemente de los temas de calidad, refacciones, servicio o seguros y depredación de la industria nacional.
El Center for Strategic and International Studies, sí con sede en Washington DC, calcula que el gobierno chino ha subsidiado a sus armadoras automotrices con 230,000 millones de dólares.
Uno de los grandes cambios que tendrá que emprender el actual gobierno mexicano, a diferencia de las políticas del sexenio pasado, es eliminar esa falsa idea del win-win de productos baratos chinos y consumidores (electores) contentos.
Los daños en las cadenas productivas que generan empleos locales en industria y comercio, no compensan esa ventaja comercial.
Antes que pensar en lo que le guste a Trump, México debe tener claridad del daño a la economía local del enorme desbalance comercial con China y la transformación en el tipo de importaciones, de bienes intermedios a bienes de consumo.
Dice el propio secretario de Hacienda, Rogelio Ramírez de la O, que México le compra a China 119,000 millones de dólares al año y vendemos a ese país 11,000 millones y que eso merece una revisión.
Antes de la aplastante victoria de Trump, el secretario de Economía, Marcelo Ebrard, había adelantado que era interés del gobierno actual movilizar los intereses legítimos en favor de la región norteamericana, en el entendido de la contienda comercial entre China y Estados Unidos.
Hay pues razones de justicia comercial, existen temas de un daño a la industria nacional, hay una afectación a los consumidores por temas de calidad y hay, de paso, una amenaza creíble de afectar seriamente la relación económico-financiera más importante para México con Estados Unidos.
Así que, parece que es momento de tomar medidas específicas, de hacer una revisión, como adelantan desde el mismo gobierno federal.