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Opinión

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¿Una réplica feminista?

Las palabras de ese primer discurso de la presidenta Sheinbaum fueron una calca del extracto lopezobradorista de los últimos casi seis años, quizá con algunas diferencias: bien leído, sin vulgaridades y con una muy plausible carga feminista.

Resultó prácticamente imposible tomarle el pulso en los mercados financieros al discurso de investidura de la presidenta Claudia Sheinbaum porque, a la par de la ceremonia protocolaria en San Lázaro, Irán lanzaba un ataque masivo con misiles en contra de Israel.  

Así que la atención de los mercados y del mundo seguirá en ese hecho bélico y en intentar descifrar si se trataba de un acto único de represalia o bien el inicio de una guerra regional con amplias posibilidades de extenderse de manera global.

En el recinto legislativo, mientras tanto, presenciábamos una ceremonia dedicada al expresidente López Obrador, con un discurso de investidura dedicado a su autopercepción mesiánica, con apenas algunas pinceladas de la Presidenta para mostrar que tiene esas alas feministas que la podrían hacer volar.

No sabremos si Claudia Sheinbaum llegó tarde a su propia toma de posesión para que el expresidente López Obrador tuviera ese momento de fanatismo que le regalaron sus feligreses, con todo y ese muy lamentable beso ensalivado del senador Manuel Velasco, que fue un momento muy lamentable.

Lo cierto es que las palabras de ese primer discurso de la presidenta Sheinbaum fueron una calca del extracto lopezobradorista de los últimos casi seis años, quizá con algunas diferencias: bien leído, sin vulgaridades y con una muy plausible carga feminista.

El escenario fue de López Obrador y la Presidenta no se separó un centímetro del guion. Se ganaron su mención algunos de sus villanos favoritos, Zedillo, Calderón, el Poder Judicial, pero también hubo un refrendo de aquellas obsesiones positivas del régimen: Banco de México autónomo, finanzas públicas sanas, buena relación con Norteamérica.

Es muy complejo entender hacia dónde la Presidenta habrá de marcar su estilo después de las palabras de ayer, la réplica de la letanía del expresidente se presenta como un marcado contraste con aquellos dichos de la propia Claudia Sheinbaum sobre el poder de las mujeres, su empoderamiento y su independencia.

El día del expresidente se extendió hasta el Zócalo y el homenaje siguió en su ausencia. Pero hoy ya despacha la presidenta Sheinbaum los asuntos reales del país.

Hoy merecen la atención presidencial desde los damnificados de Acapulco, en el lugar de los hechos; el seguimiento de las manifestaciones de este 2 de octubre, en el centro de la Ciudad de México, y los contactos internacionales necesarios para abordar la crisis en el medio oriente.

Hoy tiene que marcar una diferencia, no en el discurso, pero sí en los hechos con el desastroso gobierno de López Obrador.

Tengan la certeza de que sus inversiones estarán seguras, dijo la Presidenta en su discurso inaugural y eso requiere de hechos concretos más allá de seguir a ciegas la línea del antecesor.

Prometió, la Presidenta, una reunión con los empresarios, un Plan Nacional de Energía, prometió un país de mujeres empoderadas, no manipuladas por la cultura machista.

Si lo de ayer fue una calurosa despedida al carismático líder de su movimiento, fue definitivamente un exceso, que ojalá todo quede en el espectáculo de ayer.

Su trayectoria profesional ha estado dedicada a diferentes medios. Actualmente es columnista del diario El Economista y conductor de noticieros en Televisa. Es titular del espacio noticioso de las 14 horas en Foro TV.

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