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Los comisionados del Pleno deben reconsiderar, por el bien del Inai: Ramírez Sánchez
A José de Jesús Ramírez Sánchez se le pidió su renuncia en el Inai para que su lugar lo ocupe un excomisionado cuyo mandato concluyó apenas el 31 de marzo: Rosendoevgueni Monterrey Chepov. Ramírez Sánchez se ha negado, inconforme por lo que considera una falta de ética institucional que dañará públicamente al instituto de transparencia y protección de datos de México. En esta entrevista, cuenta detalles de la polémica.
Es de sabios corregir y los comisionados del Inai pueden hacerlo revocando su decisión de reincorporar como trabajadores a dos excomisionados que recién dejaron sus mandatos en el instituto de transparencia y datos personales. Se trata de la imagen, la legitimidad y la confianza de una entidad de Estado, dijo José de Jesús Ramírez Sánchez, secretario ejecutivo del Inai y quien deberá abandonar su puesto el 31 de mayo próximo.
El 4 de mayo pasado, el Pleno —la máxima autoridad del Inai— votó por unanimidad la recontratación de Rosendoevgueni Monterrey Chepov y Óscar Guerra Ford. Monterrey y Guerra fueron parte del Pleno hasta el 31 de marzo, cuando concluyeron sus mandatos constitucionales de ocho años como comisionados.
Monterrey fue designado en el puesto que actualmente ocupa Ramírez Sánchez. Como dos personas no pueden ocupar el mismo puesto, el Pleno pidió la renuncia a Ramírez Sánchez, después de casi 8 años de ejercicio. Guerra fue nombrado secretario ejecutivo del Sistema Nacional de Transparencia, un puesto que estaba vacante.
La decisión de recontratar a Monterrey y Guerra ha generado polémica dentro y fuera del Inai, por lo que se considera una decisión de escasa ética y una afectación a la vida institucional del Inai.
El Pleno lo integran 7 comisionados nombrados por el Senado después de un proceso de selección. Tras la salida de Monterrey y Guerra, el Pleno quedó con dos vacantes. El proceso se encuentra suspendido y se espera que el Senado lo reactive en septiembre, cuando se inicie un nuevo periodo de sesiones.
Ramírez Sánchez se negó a renunciar y le comunicó su decisión a la comisionada presidenta Blanca Lilia Ibarra Cadena en una carta fechada el 18 de mayo. “La lealtad institucional está por encima de cualquier otra lealtad, compromiso o favores contraídos con anterioridad. De lo contrario, se abre la puerta a las posibles y múltiples desviaciones a que puedan incurrir los servidores públicos y a la pérdida de confianza de la ciudadanía”, alertó en el documento.
Ramírez Sánchez concedió una entrevista a El Economista el jueves 26 de mayo para hablar del tema:
—¿Qué vas a hacer cuando se te obligue a abandonar la oficina el 1 de junio?
—Tengo que cumplir lo que dice el estatuto orgánico del Inai en su artículo 12 fracción 22, que establece que la designación o revocación de nombramientos de secretarios y directores generales le corresponde al Pleno. Ante eso, yo ya no tengo nada que hacer.
—¿Existe la opción de tribunales?
—No. Es una decisión que corresponde al Pleno estatutariamente y yo me tendré que acatar a ello. Ahorita es de manera fácil, cómoda, en cortito: “Te pido la renuncia al primero de junio, porque se acabó”, pero aceptarlo de esa manera es aceptar una situación que no le conviene a la institución y la afecta en mucho.
—¿La comisionada presidenta ha respondido a tu carta?
—Ni ella ni otros comisionados se han acercado a mí.
Ramírez Sánchez justifica su decisión de no renunciar en dos aspectos: uno, relacionado con la ética institucional del Inai, las afectaciones en la reputación del instituto y en el precedente que dejará. El otro aspecto, relacionado con su ética personal y la manera de entender el servicio público.
“Aceptar mi renuncia es aceptar calladamente la falta de ética institucional en que incurrieron los comisionados. Segundo, porque me fue indignamente pedida la renuncia. Simplemente me dijeron que mi ciclo en el Inai había concluido, por lo que debería presentar mi renuncia con fecha al primero de junio”, dijo.
Ramírez Sánchez recordó que el 4 de mayo se metió a la sesión del pleno un acuerdo para nombrar al excomisionado Monterrey como secretario ejecutivo, sin que antes mediara la renuncia de Ramírez Sánchez. La Secretaría Ejecutiva del Inai lleva los asuntos internacionales del instituto, tecnologías de la información, gestión de información y estudios, capacitación y promoción y vinculación con el pueblo.
“Yo leo el acuerdo y realmente no hay justificaciones. Hay un considerando que se dice reviste de mayor importancia de que la Secretaría cuente con un titular que cumpla cabalmente las atribuciones que se desprenden del artículo 26 [del estatuto orgánico]. Pero yo también cuento con esas capacidades y con esos conocimientos, ¿no?”, dijo.
—¿Te enteraste antes de que la propuesta de reincorporar a Monterrey y Guerra llegara al Pleno?
—A mí me sorprendió, la verdad. Me sorprendió. Yo dije: “Bueno, ¿por qué mi renuncia?” y la respuesta es que había terminado mi ciclo. Si me hubieran dicho: “Ah, porque vamos a nombrar a Eugenio Monterrey en tu lugar”. Pero no se me dijo. A mí sí me indigna eso, porque yo no entré ayer. Yo no estuve sentadito recibiendo un sueldo.
“Durante los 8 años que he estado en la Secretaría Ejecutiva he entregado buena parte de mi vida, he renunciado a pedazos de la vida con mi familia. Pero ese es mi trabajo. Mis aportaciones al instituto. Cuando hice mi presentación en el propio Senado para ser comisionado las expuse. Hay elementos que están acreditados a lo largo de toda la documentación que ahí existe en el propio instituto, en la propia secretaría, del trabajo arduo, obviamente del equipo que también me acompaña, para construir, para contribuir en lo que hoy es el instituto. Y en verdad, hoy es una autoridad.
“Hoy el Inai es una entidad de Estado que ha velado por los intereses del acceso a la información y la protección de datos personales. A nivel internacional tiene un reconocimiento. Y en esas situaciones, que me digan a mí ‘Se te acabó tu ciclo’ y no hay más argumentos, pues es una situación de corta mirada”.
Ramírez Sánchez se postuló en abril para competir por una de las plazas de persona comisionada que dejaron Monterrey y Guerra. En la primera parte del proceso, ahora suspendido, se contaron 48 candidatos iniciales. Una comisión de senadores realizó un primer filtro y dejó una lista con 13 candidatos. Ramírez Sánchez no está en esa lista.
Ramírez Sánchez fue nombrado secretario ejecutivo del Inai en junio de 2014. En su nombramiento contribuyó Óscar Guerra Ford, quien asumió como comisionado del Pleno un mes antes.
—¿Cómo está tu relación con Guerra, a quien conoces desde que estudiaron juntos en la Facultad de Economía de la UNAM?
—Qué bueno que preguntas sobre ese tema. Mi actuar siempre ha sido comportarme conforme a la norma y de forma ética, quizá por ello me designaron el 19 de octubre de 2016 como presente del Comité de Ética del Inai.
“El advertir que en la decisión de los comisionados actuales carece de ética institucional no fue con la intención de afectar a alguna persona en especial, fue sobre la visión misma del Pleno. Óscar Guerra para mí sigue siendo un gran amigo, lo estimo como mi hermano, merecedor de todos los reconocimientos que el Sistema Nacional de Transparencia le hizo durante los tres primeros meses de este año, porque sus aportaciones —y en particular por la Plataforma Nacional de Transparencia— son invaluables.
“Sin embargo, él como yo estamos involucrados en un tema que los actuales comisionados decidieron desde el Pleno, insisto. Mi posición personal es sobre esa decisión”.
El último día de Ramírez Sánchez como secretario ejecutivo del Inai será el 31 de mayo. El Pleno aún podría reconsiderar la decisión. Ramírez Sánchez no pierde la fe: “Siempre es de sabios corregir. Las decisiones se toman, pero posteriormente se revisan y se puede concluir que se puede salvar ello revirando. Sería algo genial para el propio instituto.
—Otra opción es que Monterrey y Guerra renuncien a sus nombramientos.
—También, de igual manera se daría esa posibilidad. Ahora sí que el problema lo iniciaron los comisionados del Pleno.