Lectura 3:00 min
Maciel engañó a Juan Pablo II en el tema de la pederastia
La canonización del papá reunió a alrededor de 2000 personas en la cátedral mexicana para ver la ceremonia transmitida desde Roma. En los días previos, activistas, ex legionarios y organizaciones críticas de la iglesia católica, exigieron que la canonización se detuviera en tanto no estuviera claro si Juan Pablo encubrió y protegió al padre Maciel.
El Papa Juan Pablo II, quien el domingo fue elevado a los altares de la Iglesia católica, no pecó de contubernio ni encubrimiento del fundador de la Legión de Cristo, Marcial Maciel, acusado por pederastia; fue engañado por este enfermo mental coincidieron la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM) y la Arquidiócesis de México.
En el Vaticano fueron canonizados ayer los papas Juan XXIII y Juan Pablo II, previo a esta ceremonia, activistas, ex legionarios y organizaciones críticas de la iglesia católica, exigieron que la canonización se detuviera en tanto no estuviera claro si Juan Pablo encubrió y protegió al padre Maciel.
A los ex legionarios que fueron abusados por el difunto padre Maciel, Monseñor Eugenio Lira Rugarcía expresó que lamentamos mucho lo que ha sucedido y comprendemos el dolor de las víctimas, sin embargo la responsabilidad es del culpable: de Marcial Maciel .
En un artículo del semanario, Desde la Fe publicación editada por la Arquidiócesis Primada de México, Karol Józef Wojty?a fue defendido ante las acusaciones de encubrimiento. Juan Pablo II no pecó de contubernio con un monstruo. Fue engañado, lamentablemente, por un enfermo mental , expone la publicación.
Lira aseguró que Juan Pablo II tuvo conocimiento tardío de las denuncias, mismas que al inicio parecían relacionarse con un ataque hacia la iglesia. Sin embargo, cuando se sumaron más quejas ordenó que se abriera una investigación cuyas conclusiones no alcanzó a conocer porque falleció antes de que se concretaran.
El artículo del semanario detalló que lo primero que hizo Benedicto XVI al asumir su pontificado pfue ordenar una investigación que culminó con una sanción a Maciel; la prohibición de los Sacramentos y reducirlo a una vida de penitencia y oración.
Los que querían sangre y esperaban ver a Maciel colgado del obelisco de la Plaza de san Pedro, no quedaron satisfechos, pero la verdad es que el castigo impuesto fue el más duro golpe que podía recibir, no sólo porque como sacerdote no hay nada que no poder celebrar los Sacramentos, sino porque se le ponía punto final a su pretensión de ser tenido como santo. Quedó devastado y al poco tiempo murió , expuso la publicación.
Los festejos de la santificación del Juan Pablo II y Juan XXIII iniciaron la noche del sábado con la presencia de cerca de 2,000 feligreses en la Catedral Metropolitana, de la ciudad de México. Hacia las 3:00 de la madrugada, los creyentes siguieron la transmisión de la ceremonia en el Vaticano.
ana.langner@eleconomista.mx