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Política

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Medidas para solucionar desabasto de agua en Monterrey son insuficientes: análisis de Coirenat

Las autoridades insisten en buscar nuevas fuentes de abastecimiento y a sobreexplotar las existentes, lo cual inevitablemente conducirá a conflictos y altos riesgos de ingobernabilidad, plantea un análisis realizado por el Consejo Internacional de Recursos Naturales y Vida Silvestre.

Presa La Boca en Santiago, Nuevo León. Foto: AFP

El decreto mediante el cual se estableció un plan de acción inmediata para atender la emergencia por el desabasto de agua potable que padece la Zona Metropolitana de Monterrey (ZMM), no es suficiente para atender el problema, pues insiste en buscar nuevas fuentes de abastecimiento y a sobreexplotar las existentes, lo cual inevitablemente conducirá a conflictos y altos riesgos de ingobernabilidad, plantea un análisis realizado por el Consejo Internacional de Recursos Naturales y Vida Silvestre (Coirenat).

Asimismo, subraya que, si bien, se contempla la construcción del acueducto El Cuchillo II, para traer el líquido de la cuenca del Río San Juan 1, de acuerdo con el Sistema Nacional de Información del Agua (SINA) en esa región no se tiene disponibilidad de ese recurso natural. Adicionalmente, por ser una cuenca transfronteriza, su manejo debe considerar lo establecido en el Tratado de Aguas Internacionales entre México y Estados Unidos, pues aumentar la extracción puede agravar la sobreexplotación de la cuenca.

El estudio realizado por Enrique Castelán Crespo, señala que el problema es que las fuentes de más fácil acceso ya fueron explotadas. De los 19 acuíferos de la ZMM, 6 se encuentran en situación crítica y 12 sobreexplotados.

Por otra parte, las nuevas fuentes de abastecimiento implicarán mayores desafíos técnicos y financieros y la oposición social hacia nuevos proyectos será cada vez mayor, principalmente, cuando se trate del trasvase de agua.

Subraya que el decreto publicado el 29 de julio de 2022, no señaló usos específicos para llevar a cabo reducciones en los volúmenes concesionados; sin embargo, la constante fue señalar al uso industrial como el “causante” de la escasez de agua, cuando información de la Comisión Nacional del Agua demuestra que son el uso agrícola y público urbano, los que concentran los mayores volúmenes de agua concesionada.

De los 19 acuíferos de la ZMM, en nueve acuíferos el uso dominante es el agrícola, en cuatro acuíferos el público urbano, en dos acuíferos el industrial y en un acuífero el pecuario. En los tres acuíferos restantes los diferentes usos participan de una forma más homogénea.

Llama la atención en que no se tiene información de cuáles son los usuarios y cuánto es el volumen de agua cedida temporalmente para dedicarlos al uso público urbano y doméstico.

Sin embargo, era claro que esta medida no solucionaría la situación de escasez. Como medida adicional se aumentó el número de pozos para la extracción de agua subterránea. Esta acción contrasta con el hecho de que los acuíferos se encuentran en situación crítica o sobreexplotados. Incrementar el número de pozos sólo agravará la situación sobreexplotación de los acuíferos, reduciendo las reservas de agua.

En los 19 acuíferos de la ZMM, 10% de los títulos, concentran 61% del volumen concesionado. Cuando se analiza la distribución del volumen concesionado por uso 57% del volumen es agrícola y el 30% público urbano. Los grandes usuarios de estos usos concentran el 53% del total del agua subterránea concesionada en la región.

También refiere que no se consideran los efectos que el cambio climático puede tener en la disponibilidad de agua. De acuerdo con los resultados del sexto informe del Panel Intergubernamental de Cambio Climático, en los próximos años los eventos de sequía se incrementarán en la región y serán más intensos. Esto puede comprometer la disponibilidad de agua en las cuencas, así como, la recarga de agua en los acuíferos.

Ante ese escenario, el especialista indica que la opción para garantizar en el largo plazo la disponibilidad de agua en la Zona Metropolitana de Monterrey es la recuperación de volúmenes.

Concretamente, plantea que, en la región, el uso agrícola es el mayor consumidor de agua con una extracción equivalente al 83% de la Recarga Total Media Anual. A escala nacional, la eficiencia del sector es del 30-40%, por lo que, de cada metro cúbico que se extraen, entre 700 y 600 se pierden.

Subraya que el uso agrícola no paga derechos por el uso del agua por lo que no hay incentivos económicos para mejorar la eficiencia. “Los grandes usuarios del sector agrícola deben tecnificarse y pagar cuota por el uso del agua”, sugiere.

En tanto, el uso público urbano es el segundo mayor consumidor. Su volumen de extracción equivale al 25% de la Recarga Total Media Anual.

En este sector la eficiencia a nivel nacional es del 60%, por lo que, de cada metro cúbico que se extraen, 400 litros se pierden. Por ello, se deben disminuir las pérdidas en las redes de distribución, revisar las tarifas, mejorar la eficiencia comercial y promover la cultura del agua en los sectores público urbano y doméstico.

También hace referencia a la extracción ilegal, lo cual “es un gran problema a nivel nacional”.

Menciona que al ser una cifra negra no existen evaluaciones sobre su impacto, sin embargo, con base en estudios puntuales, existen casos donde el volumen que se extrae ilegalmente es muy próximo al que se extrae a través de concesiones.

Ante esa situación, lo que sugiere el especialista es invertir en la medición, inspección y vigilancia, tanto para suprimir aprovechamientos clandestinos, como verificar los volúmenes que realmente se utilizan en cada concesión.

Actualmente, la tecnología permite dar tratamiento a prácticamente cualquier agua residual. En México existe la NOM-014-CONAGUA-2003, que establece los requisitos para la recarga de acuíferos con agua tratada, sin embargo, por circunstancias políticas y culturales, no se ha promovido.

En la medida que aumente la demanda de agua y que la disponibilidad disminuya, ésta será la opción para garantizar la disponibilidad de agua. El tratamiento de las aguas residuales y el reúso deben promoverse, recalca.

diego.badillo@eleconomista.mx

Periodista mexicano, originario de Amealco, Hidalgo. Editor del suplemento Los Políticos de El Economista. Estudié Sociología Política en la Universidad Autónoma Metropolitana. En tres ocasiones he ganado el Premio Nacional de Periodismo La Pluma de Plata que entrega el gobierno federal. También fui reconocido con el Premio Canadá a Voces que otorga la Comisión Canadiense de Turismo, así como otros que otorgan los gobiernos de Estados Unidos y Perú.

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