Crisis climática, una amenaza para la salud pública

Milena Sergeeva, oficial de enlace para América Latina y el Caribe de la Alianza Global por el Clima y la Salud, destacó la importancia de vincular las acciones climáticas con el sector salud. 

La especialista subrayó que la crisis climática es una de las principales amenazas para la salud pública, pues sobrecarga los sistemas de salud a nivel global y obliga a los gobiernos a gastar miles de millones de dólares en respuestas a emergencias climáticas.

También, precisó que esta situación está causando enfermedades respiratorias hasta problemas cardiovasculares. Sin embargo, destacó que muchas de las soluciones a la crisis climática también son soluciones para mejorar la salud.

Acciones como la reducción de emisiones y la mejora en la calidad del aire tienen el potencial de salvar millones de vidas, al tiempo que se combate el cambio climático.

“Tenemos una oportunidad única de crear un futuro más saludable y más equitativo para las personas en todas partes. Sí, los responsables de la toma de decisión actúan con decisión y rapidez. Estoy segura que esta frase la han escuchado durante años ya, pero es así, y ahora más que nunca, porque la ventana de oportunidad se está cerrando”, comentó Milena Sergeeva durante el foro Integrando la ciencia en la política climática del II Congreso Internacional de Investigación en Cambio Climático y Salud.

Diseño de políticas

Otro de los aspectos centrales de su presentación fue el concepto de co-beneficios, el cual refiere a los efectos positivos adicionales que pueden generarse cuando las políticas de mitigación y adaptación al cambio climático se diseñen con la salud como prioridad.

Como ejemplo, explicó que facilitar el uso de bicicletas y la caminata en áreas urbanas no sólo reduce las emisiones, sino que también mejora la salud física de las personas, y disminuye la incidencia de enfermedades como la obesidad, la diabetes y algunos tipos de cáncer.

Por su parte, Saskia Carusi, oficial de Asuntos Externos de la Oficina Regional para las Américas y el Caribe de la Oficina de la ONU para la Reducción del Riesgo de Desastres, precisó que dicha región del continente concentra el 53% de las pérdidas económicas globales por desastres, lo que convierte a esta región en la segunda más vulnerable a nivel mundial.

Además, indicó que las olas de calor son una de las problemáticas más preocupantes, pues se han vuelto más frecuentes y prolongadas debido al aumento de las temperaturas globales.

“(Las olas de calor) no sólo impactan los grupos más vulnerables como personas mayores, mujeres, niños y niñas, sino que también ofrecen una presión adicional a los sistemas de salud pública. Tienen consecuencia en el ámbito de la seguridad social, en temas relacionados con trabajos que requieren una alta exposición a la intemperie, por ejemplo, el sector de construcción o el sector agrícola”, comentó la experta.

Carusi también destacó la importancia de integrar la salud en las estrategias multiamenazas del Marco de Sendai, que busca reducir los riesgos de desastres a nivel global.

“(Éste) establece la necesidad de un enfoque integral para reducir el riesgo de desastre, reconociendo, además, que la salud es un componente fundamental para aumentar la resiliencia de las comunidades y que debe considerarse en las actividades de prevención, preparación, respuesta, reconstrucción y recuperación”, comentó.

También, resaltó que es importante entender el pasado debido a que “evaluar el riesgo de esa manera permite anticipar cómo se verán afectadas las comunidades ante escenarios futuros y facilita la priorización de las intervenciones”.