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Ajuste de cuentas es disfrazado de disciplina

El cese de los policías federales por denunciar abusos de sus superiores deja a estos empleados en total indefensión, lo que promueve más corrupción, sostuvo Emilio Álvarez Icaza, director del Centro Nacional de Derechos Humanos.

El cese de los policías federales por denunciar abusos de sus superiores deja a estos empleados en total indefensión, lo que promueve más corrupción, sostuvo Emilio Álvarez Icaza, director del Centro Nacional de Derechos Humanos.

Mientras Álvarez Icaza era titular de la Comisión Nacional de Derechos Humanos del DF, 12% de las denuncias que se presentaban en contra de la Secretaría de Seguridad Pública eran quejas emitidas por policías en contra de sus superiores, las cuales denunciaban desde extorsión hasta abusos sexuales.

En la ciudad de México hay cerca de 80,000 elementos policiacos, de los cuales 33,000 son auxiliares, quienes ganan 4,000 pesos al mes y 90% de ellos no vive en la capital. Sus condiciones laborales y calidad de vida son deplorables .

Estos agentes sufren de maltrato, abusos e incluso son testigos de violaciones a los derechos humanos; encima de ello, opina Álvarez Icaza, si presentan querellas los despiden. Esto quiere decir que las instancias internas, argumentando disciplina, aplican un ajuste de cuentas .

A su juicio, en las estructuras internas de las coorporaciones policiacas tanto en el DF como a nivel nacional no hay elementos eficientes que garanticen una adecuada rendición de cuentas, lo que promueve aún más la corrupción.

Esto ha ocurrido por el uso perverso, político y represivo de los aparatos de seguridad.

Si se desea una transformación profunda de la situación de violencia que se vive en el país, debe reforzarse el cuerpo de policías , afirmó Álvarez Icaza.

Pero la relación entre la ciudadanía y lo policías está muy deteriorada; mientras los segundos no encuentran motivaciones para efectuar adecuadamente su labor, la población no confía en ellos.

No obstante, dice, su integración es necesaria: Las familias quedan en condición de desamparo cuando la policía no funciona .

alangner@eleconomista.com.mx

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