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Apuros económicos de un pintor
La exposición La naturaleza herida: Manuel González Serrano (1917-1960), que se puede ver en el Museo Mural Diego Rivera del INBA, cierra el próximo 27 de octubre.
Le digo a mi entrañable María Helena González de Noval, quien como gran historiadora y crítica de arte, firma como María Helena Noval, que me cuente cómo la pasó su tío. En efecto, la relación de su vida con el dinero; cuánto ganó, qué hacía para vender su obra, quién la atesora, si es posible ponerle precio al conjunto de su creación, que fueron alrededor de 500 piezas entre pinturas y dibujos.
Mahe -como le digo cariñosamente- me lleva cuadro por cuadro. Al recorrer la muestra, le pido imaginar a don Manuel en una tienda diciendo me da dos pinceles y cinco tubos de pintura azul; tres lienzos y dos estopas . O bien, el cuadro vale 50 pesos, pero dame 30. Estoy urgido . Y en estos tiempos escuchar la instrucción de un coleccionista a su galerista: Dígale que le ofrezco lo que quiera por El tronco Saurio . Llevo años intentando convencerlo .
Con la melodiosa vehemencia que le caracteriza, Mahe dice: Manuel González Serrano se formó en el medio propicio para el aprendizaje del arte, dado que pertenecía a la aristocracia provinciana. Crece en la opulencia, lo educan maestros en su casa. Al ser el mayor, le toca vivir la pérdida de la estabilidad económica y a la edad de 17 años se establece con su familia en la ciudad de México. Los recién llegados se tienen que ir acostumbrando a la nueva vida, que incluye la búsqueda de trabajo para los hermanos y la decisión de Manuel de dedicarse a la pintura en su estudio, en el tercer piso de la casa de Guillermo Prieto número 18. Así comienza a vender su obra, pero dado que la Escuela Mexicana de Pintura era la moda y lo que mejor se promovía, resulta que no encontró un mercado ad hoc a sus propuestas .
Pero no todo se suma peso sobre peso, explica Mahe: Contaba con fortuna crítica; sí, los mejores periodistas y críticos escribían sobre su obra, pero eso no va directamente relacionado con las ventas. Tuvo que vender su obra muy barata a los espectadores conmovidos por su propuesta innovadora y a los galeristas y coleccionistas que se atrevían a apostarle a las vanguardias, en este caso, a la pintura influenciada por el surrealismo y la pintura metafísica. Además, su estilo de vida bohemio lo llevaba a veces y en la desesperación a cambiar su hoy valiosísima obra por cigarros y copas en algún bar o restaurante, a los que con frecuencia tenía que acudir su hermano Alfonso a rescatarla .
El pintor de Lagos de Moreno, Jalisco, sufrió la falta de promoción adecuada para su obra, la ausencia de art dealers, si bien en segundas nupcias se casa con una, Andrea Hancock, y logra vender bastante en California, en donde expone en varias galerías en la década de los 40. Paradójicamente, y como suele suceder con los artistas que rompen esquemas, que proponen contenidos y estilos impactantes y novedosos, hoy la obra de Manuel se cotiza en subastas neoyorquinas (Sothebys y Christies), en miles de dólares .
La demanda se incrementa, añade Mahe mientras me sorprendo con Escena metafísica con sandía , cada vez que se hace más famoso por una exposición o libro en el que se menciona. Es un artista para coleccionistas y conocedores y como está en pocas manos, cada vez que sale una obra al mercado es seguro que se venda .
Otra de las cosas interesantes es que por lo mismo los coleccionistas creen que la obra vale más de lo que vale y cuando quieren vender a veces piden fortunas que en realidad no corresponden todavía con los precios que se pagan por un González Serrano . Tras cerrar su ciclo en el Museo Mural, la exposición inicia un largo periplo por la República y esto generará más recursos al museo y probablemente la obra incrementará el valor de mercado de un artista que en vida vivió durísima pobreza habiendo nacido rico , destaca María Helena Noval, al tiempo que sigo empeñado en saber cuánto invertiría su tío en los insumos de obras tan impresionantes como Rosa, caracol, vagina o Jícamas con caracoles , al especular sobre lo que un marquetero batallaba con don Manuel, cuyo legado tiene en su sobrina a la más apasionada estudiosa.
eduardo.cruz@eleconomista.mx