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COP 27: la ciencia ha hablado, toca el turno a la diplomacia

Ante la emergencia planetaria, que básicamente significa dos cosas: un alto peligro por la crisis climática y la época de mayor desigualdad social de la historia. los científicos ha aportado análisis y datos duros, alejados de ideologías y posiciones políticas, dice Víctor Manuel Toledo, ex secretario de Medio Ambiente.

Víctor Manuel Toledo, ex secretario de Medio Ambiente. Foto EE: Especial

Víctor Manuel Toledo, ex secretario de Medio Ambiente. Foto EE: Especial

Estamos en la recta final de la COP 27, Conferencia de las Partes de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, en la que la comunidad internacional se reúne para coordinar la acción climática mundial para el próximo año y busca generar acuerdos sobre elementos fundamentales como reducción de gases de efecto invernadero, transición energética o fondos climáticos,  

Tras un cuarto de siglo, se ha avanzado en acuerdos, pero no lo suficiente para satisfacer las recomendaciones científicas, por lo que hoy se exige un esfuerzo mayor y más rápido, pues las consecuencias cada vez son más visibles.  

Para Víctor Manuel Toledo, académico, biólogo y exsecretario de Medio Ambiente y Recursos Naturales, no hay mucha expectativa (en la COP27), yo no le tengo mucha fe, han pasado muchas reuniones y se avanzan milímetros”, dijo que esto más bien se trata de una permanente confrontación entre las fuerzas ciudadanas, los científicos que cada vez entran más al tema, los movimientos feministas, los pueblos organizados y quienes toman las decisiones en los distintos países.     

Explica que en América Latina los conflictos socioambientales son el choque entre los intereses de las grandes corporaciones y bancos, con los estados, frente a las comunidades en sus diferentes niveles y que defienden los territorios. Esta es la “batalla socioambiental”, en la que académicos, organizaciones, gobiernos, o fracciones de los gobiernos e incluso funcionarios se alinean.  

En el caso de México, dijo que se tienen documentados 560 conflictos en diversos municipios, provocados por minería, nuevas carreteras, nuevos proyectos energéticos, turísticos, depredación forestal, entre otros.  

Y opina que, para el futuro cercano en el país, debería surgir un frente de movimientos que muestre la fuerza que existe y se lleguen a acuerdos generales, que estos se les exijan a los candidatos, “con una plataforma muy clara exigir unos diez puntos para comprometerlos. Eso es lo que sigue en el país y en el mundo”.  

Por otro lado, para Toledo hoy la ciencia es la que nos está dando un panorama del mundo sobre la denominada emergencia planetaria, que básicamente significa dos cosas: Un alto peligro por la crisis climática y la época de mayor desigualdad social de la historia, donde menos del 15% de la humanidad tienen el 85% de la riqueza y 60 a 70% tiene apenas del 2 al 4% de la riqueza del mundo. En diálogo con Julio Astillero, dijo que “estos aspectos no han sido evidenciados por una ideología o una posición política sino la evidencia basada en análisis y datos duros de la ciencia”. 

Agregó que para México los puntos rojos en el tema son: Alimentos, “con dos modelos que se están confrontando” (agroindustriales y convencional tradicionalista); agua, pues “los reportes del uso del agua en México están truqueados, ahí hay corrupción total”; y energía, “donde no se cuenta con la colaboración de la actual secretaria, pues están demasiado obsesionados con el petróleo o el gas en una época en donde esto ya no puede ser, es una visión anacrónica. Si no hay una política energética alternativa poderosa en el gobierno actual, esto no va a funcionar”. 

¿Qué le toca a la ciencia en la COP 27? 

Martin Visbeck, miembro de la Junta de Gobierno de la International Science Council y miembro del Comité Permanente de Planificación Científica, explica que las decisiones que se tomarán en la COP son preparadas con meses o incluso años de anticipación, por ello la comunidad científica tiene una influencia limitada para cambiar el camino de las negociaciones una vez que comienza la conferencia.  

Sin embargo, los científicos aún pueden ejercer presión al compartir su conocimiento con la comunidad en general y hablar con los medios, “así generar presión sobre aquellos países que no muestran ambición”. 

Agrega que la comunidad académica científica tiene dos roles importantes: Primero, trabajar anticipadamente con los expertos que forman parte del equipo de negociación en su propio país y estar disponible para cualquier pregunta técnica que pueda surgir. “Nada sale de la nada en una COP el 80% del trabajo se realiza antes, en las reuniones preparatorias. Y luego hay un 20% que podría o no haber sido acordado que debe hacerse allí”. 

Por otro lado, dijo que, en la COP se tiene la oportunidad de interactuar con los medios, en particular en los primeros días, cuando los representantes de las negociaciones no pueden decir mucho mientras los trabajos están en curso. “Si no sale nada en los medios, muchos gobiernos pueden sentir que a nadie le importa y elegir el nivel de ambición más bajo. Por lo tanto, podemos generar conciencia, pero también tener la oportunidad única de hablar sobre la ciencia fundamental: responder preguntas sobre lo que sabemos, dónde radica la incertidumbre y cuáles son las posibilidades basadas en el conocimiento que existe”. 

Visbeck asegura que la COP no es el lugar donde se habla de ciencia a los científicos, sino donde se comunica la ciencia a las partes interesadas y que el mejor papel que pueden tener es traer realmente la ciencia a esas discusiones fuera de las negociaciones formales. “Trabajemos juntos para garantizar que la 'voz global de la ciencia' sea verdaderamente global y se escuche”. 

Compromisos de México 

Este martes, México anunció en la COP 27 a través de la secretaria de Medio Ambiente y Recursos Naturales, María Luisa Albores González, un incremento de sus ambiciones climáticas. Dijo que se tiene el compromiso de reducir los gases de efecto invernadero en 30% al 2030 y la meta condicionada se eleva al 40%, ratificó que la reducción de emisiones de carbono negro se mantiene en 51% en forma no condicionada y 70% por ciento condicionada y que para llegar a estas metas la Semarnat tiene identificadas más de 40 medidas en todos los sectores económicos, con acciones que se ubican en tres ejes: soluciones basadas en la naturaleza, transporte bajo en carbono y regulación y fomento industrial.

nelly.toche@eleconomista.mx

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