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Como pacientes es muy importante notificar efectos secundarios de los fármacos

La farmacovigilancia se considera como una más de las actividades de la salud pública, destinada a la detección, identificación, cuantificación, evaluación y prevención de los posibles riesgos derivados del uso de los medicamentos y vacunas en seres humanos. Por lo tanto, es una actividad de responsabilidad compartida entre todos los agentes relacionados con los medicamentos y vacunas. 

Foto: EE: Archivo

Foto: EE: ArchivoEE: Archivo

Desde siempre hemos estado expuestos a efectos secundarios o reacciones asociadas al uso de recursos terapéuticos, como medicamentos y vacunas, pero pocas veces recapacitamos y ponemos atención sobre qué hacer con eso. Ante este vacío de información la Asociación Médicos Unidos por México organizó el webinar "¿Te hizo daño un medicamento o vacuna? Infórmalo. Hagamos farmacovigilancia". 

Un gran ejemplo de nuestros días es la vacuna contra Covid-19, con este ejemplo sabemos que existen reacciones ajenas a lo que uno espera cuando recibe la dosis. Fiebre, dolor de cabeza, dolor muscular, son algunos de estos eventos, pero también existen otras reacciones que pudieran ser graves y lo que se busca es minimizarlo en la población. Lo importante es que como pacientes notifiquemos, pues incluso hoy se han documentado alrededor de 1,200 efectos alrededor de las vacunas contra SARS-CoV-2.    

Una reacción adversa es cualquier evento no deseado sobre el uso de un medicamento. El doctor Fabián Llorens Torres, especialista en medicina farmacéutica, explica que la farmacovigilancia viene desde los años 70, y la Organización Mundial de la Salud la define como una ciencia, esto le da un método específico experimental que se basa en observación y análisis de información. El objetivo es detectar, vigilar e investigar sobre los nuevos medicamentos para generar evidencia clínica actualizada, hacer evaluación sobre riesgo beneficio y minimizar riesgos.  

En México para fines prácticos inició en el 2006 con la aparición de la NOM 220, esta ha tenido múltiples cambios y adaptaciones, hoy la versión vigente es de 2016, que se ha aplicado con mayor impacto y exigencia a la industria farmacéutica que se compone de alrededor de 300 laboratorios entre multinacionales y nacionales. 

“Ellos han sido los principales ejecutores de esta normatividad y de poder sembrar a nivel de profesionales de la salud y en los pacientes el tema, sin embargo, no se ha logrado el efecto final y exitoso para que todos estemos reportando estos efectos adversos”, asegura el especialista.  

En México se registran con trabajos el 3% de lo que se reporta en Estados Unidos, Europa y los países desarrollados de Asia. “Se trata de una situación muy precaria de reporte”.   

¿Por qué reportar?, ¿para qué sirve ese esfuerzo? 

La maestra en ciencias farmacéuticas Priscila Rubí Sánchez Buenfil explica que cuando utilizamos un medicamento, se trata de una sustancia activa que tiene un beneficio terapéutico que está claramente detallado conforme a sus propiedades fisicoquímicas y que va a tener un efecto terapéutico, profiláctico o de diagnóstico. Es importante saber que este efecto no va solo, se acompaña de algunos otros. “No hay ningún medicamento que tenga una diana terapéutica que vaya directo y sin efectos”.  

Por ello dijo que la vigilancia es uno de los temas prioritarios a nivel mundial, “dar el seguimiento al uso de vacunas y medicamentos, y notificar la sospecha de reacciones adversas debe ser comunicada al personal de salud, puede ser médico, enfermera o farmacéutico, quienes a su vez se comunican con un sistema de notificación que va dirigida al coordinador de farmacovigilancia y luego es transmitida la información a nivel nacional para en dado caso, emitir la señal de alerta”. 

Comenta que uno de los principales objetivos es la seguridad y eficacia de la terapéutica, esto centrado en la atención del paciente, “es importante saber que no todos vamos a responder igual a los medicamentos, hay una gran variabilidad biológica y parte de la farmacovigilancia es buscar las terapias individualizadas”, entre más notificaciones podemos lograr terapias efectivas con costo, beneficio y seguridad.   

Agrega que los tiempos de notificación también son muy importantes, si hay una reacción grave, sobre todo, no exceder las 48 horas puede marcar la diferencia, y poder actuar con celeridad.  

¿Qué podemos hacer los ciudadanos? 

El doctor Carlos Estrada de la Rosa, representante de la Red Latinoamericana de Uso Seguro de Medicamentos explica que en los ciudadanos se trata de educación sanitaria. De entrada, podemos leer la IPP, que se encuentra en el envase del medicamento para saber qué podemos esperar cuando lo utilizamos, aquí vienen también las recomendaciones para su toma.  

Luego para generar un reporte, lo que se necesita es tener los datos del medicamento, nombre comercial, genérico, si se tiene la caja mejor, porque se puede verificar el lote de fabricación, la fecha de caducidad y datos más específicos.  Luego los datos del paciente y una narración de qué fue lo que sucedió.  

Él asegura que normalmente se tiene una idea preconcebida sobre la farmacovigilancia que hay que eliminar, “hay una especie de leyenda negra de que, si se hace un reporte de algún medicamento, eso va a generar problemas con las autoridades o los médicos, nada más lejos de la verdad, porque el hecho de reportar es algo indispensable para garantizar la seguridad de medicamentos y vacunas a los que se tienen acceso. Omitir la información, por muy leve que sea, es contraproducente”.  

Finalmente, el doctor José de Jesús Coria Lorenzo, enfatizó que los efectos adversos generalmente no son porque el médico haya hecho una mala praxis, sino que depende de otros factores a revisar. “Reportar genera datos valiosos, porque si se obtiene información sobre efectos de un mismo producto o población, eso permite relacionar con dosis, fármacos, indicaciones, y más información que permite hacer correcciones (…) Lo importante es generar una muy buena relación de confianza entre el paciente y el personal de salud, para que no se oculten riesgos que podrían extenderse a la población”. 

Se puede consultar la charla completa a través de la siguiente liga: https://www.youtube.com/watch?v=vZ9Wm26ldtE 

nelly.toche@eleconomista.mx 

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