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Coreografía contemporánea que rompe con la rutina
13 bailarines del grupo Trinum presentarán esta puesta en escena en el Cenart.
Esclavos del cuerpo, del trabajo, de la rutina, de los sentidos y de las sensaciones, son los vicios y parámetros que la pieza Enigma pretende romper con la fusión de elementos de la danza contemporánea, el ballet clásico y notas disruptivas de imaginación.
Este conjunto de coreografías está conformado y representado por bailarines de la Compañía Nacional de Danza, liderados por la bailarina clásica Irina Marcano. El nuevo grupo Trinum comenzó a planear de forma independiente, desde hace ocho meses, los montajes en los que sienten plena comodidad y con los que son libres de expresar sus rutinas y necesidades corpóreas.
“Los 13 bailarines que participan en esta pieza somos profesionales de la danza clásica, pero vemos la posibilidad de la libertad en la contemporánea, de sentirnos en la posibilidad de expresar nuestras propias coreografías y de reflejar lo que nos hace sentir personalmente el encierro de la rutina diaria”, nos dijo la directora de la puesta en escena, Irina Marcano, en entrevista exclusiva para El Economista.
Este proyecto escénico, que involucra el esfuerzo de los mejores talentos nacionales de ballet, “tiene el objetivo de potenciar a los grupos emergentes y utilizar un lenguaje que mezcle el ballet clásico con la danza contemporánea y junte esos dos mundos”, expresó Marcano.
Temporada 2019 en el Cenart
Los integrantes de Trinum hicieron una temporada fugaz que duró dos días, los pasados 1 y 2 de diciembre, en el foro La Cantera, ubicado a un costado del Monumento a la Revolución. Se presentaron con la comunidad de danza clásica y prepararon el terreno para las funciones que tendrán lugar el próximo año en el Centro Nacional de la Artes (Cenart).
“Queremos que cada temporada sea diferente, que haya nuevas obras, que haya más intercambio. Ésa es nuestra apuesta”, aseguró la creadora independiente de origen venezolano.
Algo que destaca de las piezas que se presentaron de forma inédita en el ámbito de la Compañía Nacional de Danza es que cada uno de los actos tiene su propio imaginario, ya que están hechos por distintos coreógrafos, que se aventuraron a explorar nuevos caminos dancísticos —como el contemporáneo—. “En Trinum no todas las obras tienen coreografías mías, y eso le da una riqueza muy bonita al espectáculo”, destacó Irina.
Con la participación de bailarines como Maximiliano Díaz Mercado, Elisa Ramos, Aaron Becerra, Fernanda Sánchez, Nath Martín y Yubal Morales, el proyecto Trinum pretende ser agudo, y presume un argumento crítico hacia lo cotidiano, que encuentra referencias fuera del terreno de la danza.
La pieza Enigma, como botón de muestra, surge de la inspiración que le causó a la directora ver las imágenes del pintor Maurits Cornelis Escher, en especial las de las escaleras de Penrose.
Invitando a la reflexión, Marcano agregó:“Este simbolismo lo traduje de la idea visual hacia la cotidianidad social porque muchas veces sientes que saliste de algún entorno, situación o contexto, pero vuelves a caer en lo mismo. Entonces es como si habitáramos una escalera interminable”, finalizó.