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Arte e Ideas

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Coriolano, se merece más

El estreno en México de esta obra de Shakespeare tiene un magnífico montaje que ojalá tuviera más público.

Cayo Marcio, desde su nombre que hace referencia a Marte el dios de la guerra, es el soldado perfecto. No sólo es bravo y fiero, fuerte y eficaz, también es un líder que infunde esas virtudes en el resto de la tropa.

Y el colmo, es un monolito de honorabilidad. No se dedica al saqueo y no quiere una proporción mayor del botín de guerra. He peleado tanto como he podido, como todos , alega sin que parezca importarle que el puede pelear por cientos.

Roma está orgullosa de él y lo quiere honrar nombrándolo cónsul.

Pero Marcio tiene también sus defectos: es orgulloso y soberbio, desprecia a la plebe y es un defensor a ultranza del statu quo. El pueblo romano no sólo le teme, lo odia porque se ha opuesto a que le regalen trigo durante una hambruna.

A este personaje no lo conocíamos en México, al menos no en vivo, no porque no tengamos soldado honorables (que sin duda debe haberlos aunque no brinquen a la fama) sino porque es el protagonista de la obra Coriolano de William Shakespeare, que la tarde del jueves en el Festival Cervantino, en Guanajuato, se estrenó en el país.

Y, dirigido por David Olguín, el montaje que hizo la Compañía Nacional de Teatro es estupendo. Con tan buenas actuaciones, escenografía, vestuario y demás que era una verdadera lástima que en la primera función el Teatro Principal estuviera al 50% de su capacidad y que una muy buena cantidad de los asistentes trajéramos gafete , es decir, fuéramos prensa o parte de la organización del Cervantino.

Buen político, mal político

Coriolano es una de las obras más políticas de Shakespeare, lo cual es mucho decir. El gran dramaturgo solía dedicarse a las clases dirigentes de Inglaterra o Roma, pero en este caso hace un énfasis en cómo los dramas y las personalidades de sus personajes afectan al pueblo entero.

Roma está a expensas de Marcio (Juan Carlos Remolina), sea cuando tiene hambre (la ciudad o el personaje, curiosamente) o cuando está en guerra. Pero también estrena a sus primeros tribunos, representantes populares en el senado y evidentes antagonistas de Marcio.

Por otro lado están los volscos. Y una vez más, la rivalidad entre romanos y volscos es en realidad la rivalidad entre Marcio y Aufidio (Esteban Soberanes). Al derrotar a los volscos en la ciudad de Corioles, y humillar una vez más a Aufidio, Cayo Marcio adquiere el nombre de Coriolano y su postulación como cónsul.

Y ahí es donde todo se complica, pues Coriolano necesita del voto popular, lo tiene que pedir en contra de todas sus convicciones.

Shakespeare se toma su tiempo para tejer los hilos de la compleja trama llena de personajes interesantes en la familia de Coriolano, la política, la plebe y los volscos, pero lo hace con tal maestría que los últimos cuarenta minutos nos mantiene en el borde del asiento, atentos y preguntándonos cómo se resolverá el tremendo conflicto que ha creado (hay que confesar que el inicio es un poco lento, pero el tramo final lo compensa con creces).

Si está en Guanajuato, no se la pierda. Si no está, vale la pena venir a verla (hasta donde pude ver, hay boletos de sobra) y si no puede venir... pues qué lástima porque este montaje merece mucho más público y el público se merece montajes como este.

@manuelino

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