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Desnudar la casa paterna
Sofía Cruz abre una casa (la de su familia) para hacer un llamado a la contemplación, a la conciencia de estar realmente vivos .
La zona de Villa de Cortés en el Distrito Federal es bonita. Casas antiguas, parquecitos, fondas para desayunar o para comprar comida para llevar y cafés para mecer la tarde. Un enclave clásico de la clase media de esta ciudad y una de las pocas colonias que todavía conservan su arquitectura original: casas unifamiliares de dos plantas con patios traseros y fachadas lindas, pero sin la grandiosidad de las colonias del siglo XIX.
Y es que aquí todo habla del siglo XX, de su progreso y sus esperanzas. En una de esas casas, la artista Sofía Cruz presenta una instalación: Afecciones.
Se llama Afecciones porque se trata de modificar el espacio, de afectarlo , dice Sofía en su estudio, el cual se encuentra dentro de la misma casa. Hay que explicarlo: esta casa, la de la instalación, es la casa paterna de Sofía, que a su vez es la casa de infancia de su padre.
La artista abrirá la casa durante tres horas este jueves 28 de agosto, en la noche. Desnudará la casa paterna.
¿Qué tiene eso de interesante? Una casa de clase media, tan bonita como esta, no tiene nada de impresionante, nada de memorable. Has visto una y has visto todas, ¿no?
He ahí el detalle. ¿Realmente hemos visto, pero visto de verdad, los lugares que habitamos? De eso se trata esta instalación: de no pasar nada por alto. Y sentirnos vivos.
CONCIENCIA DE LO DOMÉSTICO
Sofía Cruz piensa que no estamos despiertos. Citando al esotérico Piotr Ouspensky, la artista explica: La mayoría de los seres humanos estamos muertos, sólo los verdaderamente conscientes están vivos . No basta con estar vivos, hay que poner atención a todo lo que nos rodea.
Con estas ideas en la cabeza (Sofía se encontró con las enseñanzas de Ouspensky y de otros místicos en un viaje a Viena) visitó la casa de sus padres y se encontró con sorpresas, una tras otra. Objetos que siempre habían estado allí y que ella apenas si recordaba, reliquias de la infancia de su padre y de sus tíos, muebles que no se habían movido de lugar en décadas.
Y así empieza la instalación. El primer paso fue clasificar (o nombrar , que así llama a la tarea la artista) todos los objetos de la casa. Todos: desde el piano hasta las cortinas. El movimiento es la clave: desde los que no se han movido en 70 años (un bat infantil con el que su tío jugaba) hasta los que se mueven cada pocos minutos (las cortinas). Cada cosa lleva una pequeña etiqueta que designa su lugar en la escala.
Será como recorrer un museo. Una museografía de lo cotidiano, como la llama la artista. Nombrar es un acto simbólico. Al darle un nombre a cada objeto le estoy dando un lugar . Hasta a pequeños accidentes de la construcción, como las placas de la instalación eléctrica, reciben su marca y por lo tanto, su nombre y su existencia para quien mira.
El proyecto tiene otras dos vertientes, una pictórica y otra en video. En las paredes colgarán cuadros que no son otra cosa que retratos de diferentes rincones de la casa, como detalles de ventanas o lo que se ve por una rendija en un cuarto.
En las tres televisiones se podrán ver videos del espacio, de cómo transcurre el tiempo ahí. Sofía grabó horas y horas de las habitaciones, registrando su vaivén de actividad.
Es la historia contada a partir de objetos porque los visitantes no tendrán más referente que lo que observan y la clave (una lista de letras ordenadas alfabéticamente), que nombran a cada elemento. No hay historias intimistas, sólo la invitación a ver cada cosa que se encuentra.
Se trata de luchar contra el adormecimiento de los sentidos , explica la artista. No va haber mucha explicación, quiero que sea misterioso.
Y si logro que alguien, aunque sea una sola persona, logre estar despierta me parecerá muy bien .
Afecciones
?Jueves 28 de agosto, de 19 a 22 horas.
?Pedro Santicilia 370, entre Luis G. Inclán?
y Rufino Blanco
Fombona.?
Entrada libre
