Buscar
Arte e Ideas

Lectura 5:00 min

Disparates con los que la razón no soñó nunca

Son considerados los trabajos más raros y difíciles de clasificar del artista; las estampas principales del conjunto se exhiben en México por primera vez.

Francisco de Goya en México, señoras y señores. Francisco de Goya, el genio que se adelantó a todos nosotros ( nosotros como un eufemismo: me refiero a los genios del siglo XX y XXI que han caminado entre nosotros) doscientos años. Es un decir, los dos cientos. Pueden ser mil o puede ser la eternidad porque un talento tan expansivo como el suyo siempre estará a la vanguardia de todo.

Mala cosa empezar una reseña con gritos exaltados pero no puede ser de otro modo. En el Museo de San Carlos están Los disparates, la última de las cuatro series de grabados que hiciera Goya. El maestro murió en 1828; la última estampa de Los disparates está fechada en 1823.

¿Por qué no hay filas afuera del museo, por qué no hay anuncios de la exposición en toda la ciudad? Ése es el verdadero disparate: que este verdadero suceso en nuestra escena plástica sea un secreto. Las obras más raras de Goya en el Museo de San Carlos y tan tranquila amanece la ciudad.

En San Carlos, se exhiben 18 estampas (de una serie de 22; las cuatro restantes forman parte de la colección permanente del Louvre) hechas al aguafuerte que no se publicaron nunca en vida del artista y son consideradas sus trabajos más raros, más difíciles de agrupar temáticamente. Eso son Los disparates en términos mínimamente objetivos.

A este conjunto de obras le conoce también como Proverbios, un título que se les puso durante su primera exhibición en 1864 para esconder como sabiduría popular esas imágenes fantásticamente subversivas. Es cierto que cada pieza va a acompañada por algún refrán, pero la conseja es mero pretexto para reflexionar en torno de ¿qué? Sueños, fantasías eróticas, pecados del poder y otras andanzas de la condición humana.

Goya trabajó en estos grabados en la última década de su vida, casi al mismo tiempo que terminó su famosa serie sobre la historia de las corridas de toros, La tauromaquia. Históricamente, se sabe poco de Los disparates; Goya, al parecer, decidió mantenerlos guardados por miedo a la censura o tal vez porque no les encontró cliente. Se entiende: una mujer en rapto sexual con un caballo no parece algo adecuado para tener en una sala española del XIX. No, al menos, si no se quería pasar por indecente y enemigo del régimen. La escena parece sacada de un manual de alquimia o de un libro para niñas non sanctas.

El majestuoso percherón que levanta con el hocico a una matrona envuelta en una sábana (no hay que abusar del adjetivo surrealista, pero decir que le queda no es exageración) es quizá la estampa más famosa de la serie.

Me parece que también es una de las que enseña por qué Goya era de verdad un visionario: no es sólo que dibuje a una mujer en éxtasis y no es que, vista literalmente, la imagen sea imposible. Erotismo y fantasía siempre han sido parte de la historia del arte. Es la yuxtaposición de ambos elementos lo que es fascinante: ¿el caballo es el deseo sexual? ¿La mujer está fuera de sí por terror o por placer? ¿Estamos ante una de las más tempranas representaciones del inconsciente femenino? ¿Goya era feminista? ¿Goya era psiquiatra?

Hay una imagen de un funeral que parece más habitado por fantasmas que por dolientes; hay otra de unas mujeres que parecen estar doblando sábanas pero también podrían estar jugando con un duendecillo que vuela sobre sus cabezas; en otra, un carnaval: máscaras horribles, seres maltrechos que bailan, un sacerdote mira con rabia y, al fondo, una sombre que podría ser, ¿quién? ¿La muerte? Qué interpretación tan fácil. Goya apuntaba a lo más perturbador. Veía pesadillas mientras estaba despierto. Sus sueños deben haber sido hermosos.

Así es la obra de Goya: perturba con la belleza y encuentra belleza en lo perturbador. Como escribió Rimbaud, varias décadas después de la muerte del artista: El poeta hará suyo el llanto del infame .

Desde hace unos años, cuando sus directores decidieron hacer alianza con el galerista Hilario Galguera, el Museo de San Carlos está convertido en uno de los espacios más interesantes de la ciudad de México. En este momento, exhibe su colección permanente de arte europeo, la genial exposición Prodigios de la luz. Sorolla y sus contemporáneos, la breve El héroe y su imagen, con obra de Rodin, y por añadidura, Los disparates de Goya.

San Carlos ya es de parada obligatoria si quiere ver en el DF arte que va más allá de la mera novedad y la tradición reseca.

Los disparates de Goya

  • Museo Nacional de San Carlos
  • Puente de Alvarado 50, Tabacalera.
  • Martes a domingo, de 10 am a 6 pm.
  • Entrada: $31

concepcion.moreno@eleconomista.mx

Únete infórmate descubre

Suscríbete a nuestros
Newsletters

Ve a nuestros Newslettersregístrate aquí

Últimas noticias

Noticias Recomendadas

Suscríbete