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Arte e Ideas

Lectura 5:00 min

Fotos intempestivas ?y órganos gigantes

Dos exposiciones extrañas en el Museo Tamayo pueden ser la invitación a ver el arte contemporáneo de manera fresca.

El arte no debería requerir explicación, deberíamos verlo y que nos volara la cabeza. Eso, para nuestra desgracia de espectadores, cada vez es más raro en el arte contemporáneo. En su búsqueda experimental, muchos creadores hacen piezas que a la vista resultan insólitas, y no insólito en el sentido de curioso, sino en el de no entiendo y no me interesa qué está pasando aquí . Sucede mucho y por eso el arte contemporáneo es la versión más vilipendiada del inmenso mar del arte.

Pasa, pero también hay que saber tener paciencia. Obras que parece que no significan nada después de un par de vistas serenas empiezan a cobrar vida ante nuestros ojos.

En el Museo Tamayo este fin de semana se estrenan dos exposiciones que son raras, pero si uno tiene ganas y paciencia pueden ser toda una odisea.

Se trata de Hand me Down, de la escultora iraní avecindada en Alemania Nairy Baghramian, y de Insinuación Expandida, del fotógrafo alemán Heinz Peter Knes.

Interesantes desde este punto de vista: tanto la escultura como la foto son formas tradicionales, pero lo que ambos artistas hacen no tiene nada de clásico ni de repetido.

La escultura como ?órgano interno

La alocución inglesa hand me down no tiene equivalente en español. Hand me down significa heredarle ropa u objetos al alguien: digamos, del hermano mayor al menor, o de alguien pudiente a una persona sin dinero.

Baghramian usa ese título para hacer un comentario sobre el estado de la escultura en el mundo contemporáneo. Se ha explorado tanto que todo parece herencia, legado, repetición.

La exposición está conformada por obras hechas específicamente para esta exposición en el Tamayo. Baghramian, según dijo en el recorrido para prensa por la exposición, no quería presumir conocer la cultura mexicana en el poco tiempo que trabajó aquí, así que su universo fue la arquitectura del museo. El Tamayo fue su México.

Y entonces llegamos a esto: órganos internos gigantes. Sí, de ésas son sus esculturas. Formas que podrían ser abstractas pero que, y no hace falta tanta imaginación, se convierten en un pulmón, un trozo de intestino o un riñón. Son piezas monumentales que ocupan toda una pared. Están bañadas de sol (desde que remodelaron el Tamayo, sus salas están repletas de luz natural) y se ven imponentes. Como juguetes abandonados por un ogro.

No son las únicas piezas de la breve exposición. El recorrido se completa con unas obras también extrañas que vistas desde lejos podrían parecer unas bancas estilizadas. Sí, bancas como sacadas de Ikea: así de borrosa es la línea entre arte y diseño. En realidad son esculturas que evocan piel y huesos humanos. Están hechas de yeso y plastilina y aunque parecen de fabricación industrial están hechas a mano. Vistas de cerca conservan esa imperfección que les da vida: se ve la mano de la creadora.

A pesar del tamaño de las obras, Hand me Down no es la más espectacular de las exposiciones; requiere que se le visite con calma.

Tramos de memoria

Calma requiere también Intimation Allover / Insinuación Expandida, la exposición de la fotografía de Heinz Peter Knes.

Imaginen eso: uno entra a la sala y lo primero que ve es la foto de una oreja. Vista a distancia esa oreja parece una boca congelada en un alarido. Es un fotomontaje de dos orejas y un ojo.

Insinuación Expandida está deliberadamente formada por imágenes fuera de contexto. No tienen orden cronológico ni continuidad formal. Hay paisajes, montajes, segmentos aleatorios de realidad: como si la cámara se disparara sin tener un resultado en mente.

Una naturaleza muerta se expone junto a un par de pies con calcetines. Una marquesina de noche en una ciudad cualquiera convive con desnudos y el retrato de unos lentes Ray Ban de aviador. Cambia el foco, el plano, el formato. Hay una foto adorable: una casita como ésas que hacen los niños con cobijas y almohadas fotografiada en toda su gloria como si se tratara de una fotografía arquitectónica.

La falta de contexto invita a enfocarse en las imágenes, no en las historias detrás de ellas. Pero sin duda muchas de las fotos parecen ser historias a la mitad. Dos tipos parados detrás de un coche a un lado de la carretera, ¿qué hacen? Una mujer de rostro compungido mira a la cámara, su frente tachonada de puntadas: ¿qué le pasó?

Es un recorrido de insinuaciones esta exposición del fotógrafo Knes. Son fotos difíciles de explicar de un modo narrativo, pero se puede verlas como cuentos.

Museo Tamayo.

Reforma y Gandhi, Chapultepec

?Inauguración: sábado 7 de noviembre

?Martes a domingo, de 10 am a 6 pm?

Entrada: $21

concepcion.moreno@eleconomista.mx

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