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Arte e Ideas

Lectura 4:00 min

Holmes, según Ritchie

El director recupera su estatus de culto

El 2010, año prometedor en eventos artísticos y culturales, no podría iniciar de una mejor manera, sobre todo en lo que concierne a la cinematografía, con el estreno de la nueva entrega fílmica del escocés Guy Ritchie: Holmes, donde revive al entrañable detective creado por Arthur Conan Doyle, el personaje más llevado al cine en la historia.

Con esta nueva cinta, el famoso director, que parecía haber perdido su chispa e ingenio, incluso su propuesta estética parecía gastada en sus últimas cintas, recupera el brillo que lo catapultó en la escena cinematográfica independiente de fines de los 90 y que con su divertidísima y posmoderna tragicomedia de enredos, Lock, Stok & Two Smoking Barrels, (1998) y más adelante su frenética, intempestiva y virulenta Snatch (Cerdos y diamantes, 2000) lanzó un certero gancho al hígado de la industria del cine anglosajón que aún no veía nacer a los herederos de Tarantino.

En Holmes, Ritchie nos presenta una apuesta interesante e inteligente en la que mezcla ingredientes varios para hacer de esta película toda una bomba: los más avanzados recursos técnicos en favor de la narrativa interna de la película, un elenco de altura que permite una fácil recuperación de las finas exploraciones psicológicas elaboradas por Conan Doyle, y una historia perfectamente construida capaz de despistar al más lúcido de los espectadores.

Estos recursos efectistas, el enredo y la atención al detalle, son la quintaesencia de Richie que creíamos perdida y que los fanáticos del cine arriesgado, serio y divertido a la vez, crítico y curioso a más no poder, van a agradecer a manos llenas.

Ritchie conoce los límites de crear un éxito a nivel mundial, pero eso lo traduce en la resignificación de un clásico. Hace un Colmes para el siglo XXI.

La genialidad del director y de los actores estriba en sugerir a partir de los detalles todo un caudal interpretativo en el que la figura aparentemente descuidada e infantil de Holmes, extraordinario gracias a Robert Downey Jr., recupera al héroe moderno que hoy desgraciadamente se encuentra en franca retirada.

Ese héroe que indaga en la realidad y descree de los sentidos así como de todo pensamiento mágico, ese héroe que tras la pantalla despierta la curiosidad del espectador, ese héroe inconforme que él mismo es una absoluta incongruencia, que es todo un universo y en el cual se intensifican dos de las cualidades más necesarias del ser humano: la imaginación y la contrariedad.

Holmes es un hitazo, Ritchie renueva al personaje.

Holmes

Ubicada en la Inglaterra del siglo XIX, en Baker Street, el detective y su inseparable amigo, el Doctor Watson (Jude Law) tiene en esta ocasión como enemigo a vencer a un asesino serial que se hace llamar Lord blackwood (Mark Strong), y que se apoya en el espiritismo y la magia para cometer sus fechorías y atraer súbditos.

La película inicia cuando Colmes pone tras las rejas a Lord Blackwood. Después de ello cae en un periodo de aislamiento e investigación en donde utiliza como herramientas la experiencia y la observación.

Después de pasar días encerrado en su cuarto, sin casos que resolver, será el mismo Blackwood quien lo pondrá de nuevo en sintonía con el mundo pero un Blackwood recargado que pondrá en jaque a Holmes por la naturaleza del nuevo caso y enigma que le presenta:

Tras ser sentenciado a muerte y ejecutado, Blackwood vuelve del otro mundo con la intención de crear un nuevo orden mundial. La suspicacia e incredulidad del detective londinense lo lleva a enfrentar a un villano que parece estar más allá de sus posibilidades.

¿Holmes vencerá esta vez o sucumbirá al poder de la magia? Ése es un enigma que usted tendrá que resolver.

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