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Informática cuántica se hace sin México
Con apenas 25 investigadores dedicados al tema y sin laboratorios de investigación, es poco lo que se puede hacer.
El tamaño y la capacidad sí importan, al menos eso han demostrado los últimos años, con una continua miniaturización de aparatos electrónicos. Basta ver los teléfonos inteligentes, las tabletas, las computadoras y hasta los sistemas de almacenaje, como las memorias, que en muy poco espacio guardan una gran cantidad de información.
Fue Richard Feynman quien predijo que esta miniaturización alcanzaría el punto en que entraría en el dominio de la mecánica cuántica (que ya empezamos a ver ahora con la espintrónica) y la electrónica digital dejaría de ser válida.
Y mientras en el mundo hay grandes apuestas en el tema de la información cuántica (sobre todo en computación y relojes), como en China, donde el problema del agua se investiga con la misma importancia que la información cuántica, en México apenas es un sector emergente, con aproximadamente 25 investigadores y unos 75 estudiantes.
Sin duda, hay problemas importantes (factorización, criptografía, cálculo de niveles de energía, búsqueda de información, etcétera) que se benefician de la información cuántica, dice Rocío Jáuregui Renaud, quien afirma que hace falta apostar en estas áreas emergentes .
La investigadora, de madre haitiana y de padre mexicano, reconoce que esta área de investigación en el país es emergente, pero que en el mundo avanza con un reloj más rápido: Necesitamos que se le apueste, porque México está perdiendo competitividad y se está quedando atrasado .
Poca burocracia y mucha agilidad sugiere la expresidenta de la División de Información Cuántica de la Sociedad Mexicana de Física, pues hay recursos humanos que no se están aprovechando, mientras otros países sí le apuestan a los mexicanos.
UN SISTEMA PASTOSO
En México no hay un laboratorio experimental que haga investigación átomo por átomo, como lo que hace David Wineland, premio Nobel de Física en el 2012 por su trabajo con átomos aislados y quien, entrevistado por este diario hace unas semanas, nos dirigió con Rocío Jáuregui.
Pero hay gente formada fuera que podría hacer eso. Un ejemplo es Julio Barreiro, quien a sus 31 años ya tiene propuestas de trabajo en Canadá y Estados Unidos, por ser un muy buen investigador experimental. Y no regresa a México porque el sistema de apoyo es muy pastoso ( ) Entiendo que instituciones como el Conacyt tienen que ser cuidadosas, pero este exceso de cuidado nos está afectando .
Jáuregui comenta que casos como el de Barreiro se deben apoyar sin pedir que meta un proyecto que le llevará seis meses en ser avalado, año y medio en convertirse en dinero y tres años en convertirse en equipo, por eso la clave es apostar. Debería ser suficiente saber que dos países se lo están peleando .
EL FUTURO
En México y en el mundo es importante el estudio de la información cuántica, ya que el dominio de los átomos supone una gran revolución. Sólo por poner un ejemplo, una computadora tradicional tardaría la edad del universo en factorizar un número de 1,000 dígitos, mientras que una computadora cuántica podría lograrlo en segundos.
De acuerdo con un artículo escrito por Eduardo Gómez, también especialista en el área cuántica, los beneficios que promete la obtención de una computadora cuántica explican el incremento de la investigación en esta área a nivel mundial. Existe una multitud de grupos e incluso centros de investigación dedicados a resolver este problema .
Y aunque en México hay varios grupos trabajando en aspectos relacionados con la información cuántica y comienza a formarse un esfuerzo coordinado para atacar este problema de manera más sistemática, no logran pasar de manera fuerte y contundente al ámbito experimental.
En el edificio Marcos Moshinsky del Instituto de Física de la UNAM, Jáuregui no pierde esperanza en que ese 1% del Producto Interno Bruto (PIB), prometido para la ciencia, la tecnología y la innovación, también se reparta en áreas emergentes como la información cuántica. Conocemos y tenemos contacto con Wineland y con pioneros de esta área. Sabemos que podríamos tener asesoramiento de primera mano, lo que nos falta es apoyo decidido para implementar laboratorios de experimentación en el país y atraer gente joven .
Y es que aun si las computadoras cuánticas o los relojes monoatómicos no llegaran nunca a tener utilidad comercial, toda la investigación y el conocimiento que se logre en el control de las propiedades cuánticas resultará invaluable en el desarrollo de lo que serán las tecnologías del futuro.
elizabeth.ruiz@eleconomista.mx